La riqueza más grande consiste en tener un alma capaz de conmoverse y aliviar la necesidad ajena.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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La verdadera felicidad estriba en poseer un tesoro de virtudes más que un caudal de bienes perecederos.
El que extiende sus manos para ayudar, recibirá como premio la multiplicación de sus bienes.
Si buscamos primeramente la prosperidad espiritual, la fortuna material se presentará como un regalo.
Aprovechemos el dinero para hacer buenas obras y asegurarnos un lugar en la mansión celestial.
Lo que más daña al ser humano es considerar los bienes materiales no como un medio, sino como un fin.
Es mejor tener el amor de Dios aún siendo pobre, que acaudalado personaje con una profunda necesidad de paz y amor.