En Las Vegas hay museos dedicados al neón, a las máquinas tragamonedas, a los autos de colección e incluso al famoso artista Liberace, pero desde el mes pasado la «Ciudad del Pecado» se convirtió en la mayor área metropolitana del país sin un museo público de arte.
«Esta es una comunidad de dos millones de personas y no tiene un museo» público de arte, se lamentó Libby Lumpkin, la última directora del Museo de Arte de las Las Vegas (LVAM), que debió cerrar en marzo debido a graves problemas económicos.
«No es una buena cosa. Es realmente decepcionante», agregó Lumpkin, quien renunció a su cargo en enero para contribuir al ahorro de la institución.
Abierto hace 59 años, el LVAM sufrió las consecuencias de estar demasiado lejos del Strip, la arteria principal de la capital mundial del juego, como para convocar visitantes. Y la crisis económica tampoco lo ayudó: Nevada (oeste) detenta la tasa más alta de embargos inmobiliarios del país.
«Las donaciones simplemente pararon, como si alguien hubiera cerrado un grifo», dijo Lumpkin.
Aún así, el LVAM no llegaba a superar los 12.000 visitantes anuales, reflejando quizás el poco interés por el arte de la población local, pero también de los 40 millones de turistas que anualmente visitan la vibrante metrópolis construida en el desierto.
El cierre del LVAM es la última de una seguidilla de malas noticias para el ambiente cultural local. En 2008, la filial del Guggenheim de Nueva York, instalada durante siete años en el delirante universo del Hotel Casino Venetian, se transformó en restaurante.
Y en 2007, el magnate de los casinos Steve Wynn decidió convertir su galería de arte en su gigantesco complejo hotelero, en una boutique Rolex, mucho más rentable.
Pero para algunos, la situación no es tan catastrófica como parece. Michele Quinn, asesora de adquisiciones del gigante estadounidense de los casinos MGM Mirage, destacó que el grupo acaba de invertir 40 millones de dólares en obras de Maya Lin y Jenny Holzer.
Y el complejo hotelero Fontainebleau, cuya inauguración está prevista en los próximos meses, incluirá exposiciones de arte, agregó.
Además, un centro de investigaciones médicas diseñado por el arquitecto estadounidense Frank Gehry está casi terminado en el centro de la ciudad, y la Galería de Bellas Artes Bellagio, creada hace 10 años, recibió unos 7.000 visitantes en los primeros dos meses de su última exhibición con piezas de Roy Lichtenstein y Andy Warhol.
Por si fuera poco, el «First Friday», un festival en el que varias galerías y tiendas de antigí¼edades extienden su horario, convoca a miles de visitantes cada mes.
De cualquier manera, el arte en Las Vegas no parece concitar financiamiento municipal. El alcalde, Oscar Goodman, está decidido a recaudar 50 millones de dólares para abrir un museo dedicado a la historia… del crimen organizado.
«Nadie va a venir a Las Vegas a ver pinturas o acuarelas, o a admirar porcelanas», dijo. «Â¿Qué querrían ver? ¡Un museo de la mafia! Y pienso que es normal».
Lumpkin no está de acuerdo.
«La misión primaria de un museo es educar y cultivar las artes», dijo. «Me pregunto qué se supone que debe cultivar un museo de la mafia: ¿mejores mafiosos? ¿Más mafiosos?»
Libby Lumpkin
última directora del Museo de Arte