Las transnacionales complican nuestra vida


Preocupados y a ratos angustiados, pero con mucho ánimo de lucha en defensa de sus intereses y derechos legí­timos, se encuentran los sectores de la población de todo el paí­s por los desmanes de las transnacionales que nos explotan inicuamente.

Marco Tulio Trejo Paiz

Desde que fueron privatizados varios entes estatales, la vida de los guatemaltecos cambió de modo negativo, al menos en algunos aspectos. Cierto es, sin embargo, que los servicios de energí­a eléctrica y de teléfonos han venido siendo extendidos e innovados en diversos lugares urbanos y rurales de la República, pero más que todo para inflar los talegos de las archi, archimillonarias empresas aludidas. Siempre ha sido soslayada casi por completo la filosofí­a de servicio a la comunidad, sobre todo desde que la Empresa Eléctrica de Guatemala, S.A. (dizque de Guatemala), Guatel y otros «negociazos», pasaron a los tentáculos de capitalistas foráneos. Ya millones de indignados usuarios de la energí­a eléctrica han adoptado gradualmente las medidas pertinentes con el propósito de que sean reducidas a justo nivel las tarifas de la electricidad. La «tarifa social» fue aumentada en un 30 por ciento. ¡Nada menos que en ese «insignificante» porcentaje!… Alrededor de ochenta organizaciones que han sido fundadas, para batallar por el respeto a los intereses de la masa de usuarios, se han estado volcando en calles y carreteras en manifestación de protesta y, por supuesto, en demanda de que cese la explotación de abuso de la «Nana» K-Lista», sucesora del menos «lagartiere» Papi K-Listo de otrora… Es más, se ha pedido a grandes voces, no sólo por las mencionadas organizaciones, sino también por más segmentos populares, que se reintegre al Estado la Empresa Eléctrica, y con la nacionalización está de acuerdo todo un pueblo que comienza a sacudirse la «modorra» en la actitud de ilapso en que se ha mantenido. Entre las multitudes de población que utilizan el fluido eléctrico en todas las áreas del paí­s se comentan plausiblemente las manifestaciones de protesta de los sectores sociales organizados y, además, miles y miles de usuarios se han visto dispuestos a engrosar las filas de quienes hacen públicas y airadas protestas. Nos ha parecido oportuno y conveniente el hecho de que el procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales Alvarado, haya tratado de que la Corte de Constitucionalidad resolviese lo procedente en relación con un recurso de amparo interpuesto contra el arbitrario y antisocial alcismo tarifario. Aunque en plena tarde, ha llegado la hora de asumir, al influjo del patriotismo y en aras de los intereses y derechos legí­timos de los guatemaltecos, las grandes decisiones que imponen las circunstancias, a fin de lograr la reversión de los entes empresariales privatizados, principiando por la Nana K-Lista que se cree muy lista como para hacer sus antojos… La Empresa Eléctrica debe cortar por lo sano antes que sea demasiado tarde, y el gobierno, por su parte, asimismo debe dar todo su apoyo al gran sector del pueblo que viene siendo explotado despiadadamente, para hacer posible sin mayores ceremonias o titubeos la reivindicación de los derechos de los usuarios de la energí­a eléctrica. ¡Basta ya de abusar mediante el aumento progresivo tarifario en perjuicio de la población, la que, dicho sea de paso, se ha empobrecido casi al extremo en la crí­tica situación que se está viviendo a escala nacional e internacional! ¡Basta ya!, recalcamos, señores de la empresa transnacional que de ribete nos sorprende a cualquier hora con los apagones, aprovechando la flojera o la indiferencia de la autoridad. Como es sabido, la empresa de referencia ni siquiera indemniza a los aguantadores usuarios cuando resultan dañados por los «parpadeos» los radiorreceptores, los televisores, los refrigeradores, los relojes luminosos, entre otros aparatos electrodomésticos. Aliviados estamos, ¿no?