Si creemos que tienen sustento y credibilidad los sondeos de opinión que se han venido publicando, el sostenido liderazgo en las intenciones de los potenciales electores, que han predominado en ese mismo tipo de publicaciones, desde inicio de año a favor del aspirante del Partido Patriota, podría caer de manera estrepitosa. De hecho, una de sus principales fuentes del caudal lo significó “el castigo†promovido hacia la opción oficialista.
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Desaparecida ésta por resolución de la Corte de Constitucionalidad, la reconfiguración del mapa electoral ofrece un panorama singular. Entonces, sin lugar a dudas (y sobre la base de lo publicado) que el impacto más significativo en cuanto a simpatías y crecimiento de intención de voto lo capitaliza Manuel Baldizón (con esos 10 puntos). En ese orden de ideas, además, la propuesta del partido del puño, ha divagado entre conceptualizaciones generales y pocos ofrecimientos concretos o específicos. De hecho, hasta hace unos días, se encontraba en total comodidad en su papel de único capitalizador del rechazo a la propuesta oficialista. En tanto el abanderado del partido de los camisa blanca-corbatas rojas, no ha cesado en sus ofrecimientos. En consecuencia, estamos ante dos modelos de propuesta electoral diferenciados y que tienen pocos días para acentuarse en la intencionalidad del votante.
Cada evento electoral es, entre otras, una representación (escénica y teatral) que fundamentalmente despierta pasiones. Es decir, se alientan tanto las simpatías como las antipatías de quienes aspiran la conducción política del país, del departamento (en tanto distrito electoral) o del municipio, según sean las fórmulas que se ofrecen a los electores. Esos mismos sondeos nos señalan que por el momento el “bombardeo†de propaganda en sí mismo no es suficiente para encausar adhesiones hacia un aspirante en particular. Se requiere de algo más, un “algo†que de acuerdo al sondeo recién publicado, en pocos días Manuel Baldizón logró despertar y con ello modificar las expectativas del cuadro electoral del 11 de septiembre. Si las elecciones son una manifestación de pasiones, entonces apelar a la racionalidad del voto es insuficiente. Y ese podría ser el principal asidero que explicaría las simpatías hacia Baldizón; él despierta pasiones, de adhesión y de rechazo, éstas últimas en menor grado.
En la relación espacio-tiempo propio para Otto Pérez, ahora le convendría apuntalar la singularidad de sus pretensiones de llegar a conducir los destinos del país. Posiblemente con un discurso más preciso e identificable, pues con lo que resta para el 9 de septiembre, último día para propaganda electoral, podría asentarse en esa posición de cabeza del grupo de aspirantes a la poltrona presidencial, habrá de ser más preciso que lo declarado hasta ahora. En tanto en esa misma relación, pero ahora para Manuel Baldizón, a él le convendría hacer evidenciar que su cúmulo de propuestas se encuentra dentro de un conjunto de viabilidades a las que les puede proveer coherencia y unidad en su discurso. Si logra caracterizar sus alocuciones en ese sentido, puede consolidarse como el mejor segundo contendiente, desplazando a los otros dos probables (Eduardo Suger y Harold Caballeros, este último ahora que ya superó su propio entorno jurídico adverso). Y entonces la gran conquista de Baldizón, sería empujar a la realización de una segunda vuelta, tal y como tituló ayer casi autocríticamente el matutino Prensa Libre.
El corolario apunta en una primera aproximación a dos grandes posibilidades: Primero. La plena incorporación de Caballeros podría dispersar ese segundo lugar con lo cual el beneficiario directo sería Pérez Molina, y entonces el evento se podría resolver en una sola vuelta. En los pocos días que restan, pareciera que el esquema propuesto por Suger, el de sumarse a los críticos de Pérez Molina, no le asienta, pues no se le ve con plena comodidad, (¿Le dará tiempo de hacer un replanteamiento? ése es su principal reto inmediato). Además, falta ver qué tan creativa puede llegar a ser la propuesta (emotivo-electoral) de Caballeros. Y la segunda gran posibilidad giraría en torno a que se acentúen las simpatías hacia Baldizón. Ese podría ser el gran temor de Pérez Molina, según se desprende de su actitud en el “Debate de la AGGâ€, la noche de ayer. En todo caso, la historia aún está por ser escrita y no hay nada absolutamente definido a 17 días del cierre de la divulgación y propaganda electoral.