Son una bendición para los países dados las limitaciones futuras de financiamiento del exterior. Las remesas es el producto de los emigrantes para sus familias; y el capital fuera, por seguridad de sus dueños, fruto de ganancias lícitas en Guatemala, que se querría repatriarlo para invertirlo aquí. Por ello se estima absurda e inoportuna la acción de la Superintendencia de Bancos de querer controlar lavado de dinero en las disminuidas remesas familiares aplicando un precepto legal trasnochado. El dinero no sano de negocios irregulares circula en otros países, y asimismo acá en lo privado y en las esferas oficiales; sin embargo nuestras las autoridades no lo ubican, y si se diera el caso, el sistema de justicia imperante no llega a castigar nunca a los involucrados.