Las redes sociales expanden los sitios violentos en Internet


Un informe del Simon Wiesenthal Center reveló que en 2009 el uso de Internet por parte de grupos milicianos y violentos, a través de redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube aumentó un 20%, habiéndose creado en ese perí­odo 1.500 nuevos sitios que promueven la violencia, el antisemitismo, la homofobia, la música de odio y el terrorismo. Estas cifras son estimaciones a la baja.

Redacción La Hora
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Así­ como las redes sociales e Internet han servido para denunciar situaciones en paí­ses con democracias débiles o con limitaciones al derecho de libertad de expresión, y así­ como han servido para permitir comunicaciones más rápidas y efectivas durante momentos de desastre, también se han convertido en vehí­culos de mensajes y en herramientas de crecimiento de militantes y grupos violentos que pretenden ganar seguidores y dar a conocer su causa a través de la red.

No en vano últimamente se han conocido noticias como el arresto de un joven en colombiano que creó un grupo en Facebook para cumplir la amenaza de asesinar al hijo menor del presidente ílvaro Uribe. Y, como ése, existen miles más con diversas causas y motivaciones alrededor del mundo.

Los números se ven reflejados en un Informe del grupo de derechos humanos Simon Wiesenthal Center, según el cual los grupos milicianos y violentos aumentaron el año pasado un 20% su presencia y su uso de Internet a través de redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube.

ODIO EN LA RED

Aunque muchas personas que navegan en la red no tienen idea siquiera de que en Internet existen grupos violentos y páginas web de organizaciones terroristas y milicianas debido a que frecuentan sitios que rara vez los llevan a encontrarse con éstas, su presencia es cada vez mayor y está al alcance de todos, incluso de los niños.

Y es que las cifras no son nada despreciables: se encontraron más de 11.500 redes sociales, sitios web, foros y blogs que promueven la violencia, el antisemitismo, la homofobia, la música de odio y el terrorismo, lo que significa un aumento de 1.500 sitios de este estilo en un año.

Y, peor aún, como afirma a Reuters el Rabino Abraham Cooper, decano asociado del centro Wiesenthal que ha investigado el odio en la red desde 1995, «las cifras son probablemente, al final del dí­a, múltiplos de eso. Esto (los datos proporcionados) debe ser tomado como una baja estimación».

Otro hallazgo del estudio indica que estos grupos extremistas están promoviendo fuertemente en lí­nea la idea de actuar como «lobos solitarios» en vez de cómo parte de una organización o grupo reconocido.

PROMOVIENDO ACCIONES VIOLENTAS EN LíNEA

Y es que pocos imaginan lo que se puede encontrar in Internet. Así­ como se hallan respuestas de recetas y de cómo armar un juguete de papel, no es difí­cil toparse con ideas que promueven el odio y la violencia, y hasta con instrucciones explí­citas de cómo hacer daño y llevar a cabo planes violentos contra otros.

Para mencionar algunos ejemplos de odio en la red, Cooper se refirió en una conferencia de prensa a videos de extremistas atrayendo nuevos seguidores y a otros mostrando cómo armar dispositivos explosivos improvisados. Además, el Rabino habló de grupos de Facebook como el ya tristemente célebre «Dí­a nacional para patear a un pelirrojo» y de juegos en lí­nea basados en temáticas como bombardear a los sobrevivientes del terremoto de Haití­ o dispararles a inmigrantes ilegales y a gays.

Vale rescatar las palabras con que la congresista por Nueva York Carolyn Maloney se dirigió a los reporteros: «Mientras a los niños se les enseña que «los palos y las piedras pueden romperles los huesos, pero que las palabras no pueden herirlos», eso no es siempre cierto. El terrorismo y la intolerancia empiezan con palabras, pero crecen y se convierten en acciones».

Finalmente, es importante aclarar que mientras no exista legislación suficiente y actualizada en los diferentes paí­ses y a nivel internacional para saber qué se puede y que no hacer en Internet, cualquier intento de prohibición podrí­a ser analizado como censura y como una violación a la libertad de expresión.