Las «preocupaciones» de Severino


Un trabajador de la ensambladora Peugeot-Citrí¶en en Vigo. FOTO LA HORA: AFP MIGUEL RIOPA

«Hay mucha inquietud, así­ estamos», afirma Severino Tabuas, obrero de la fábrica de PSA Peugeot-Citroí«n de Vigo (Galicia) que se siente amenazado, como otros 8.500 empleados, por los expedientes de regulación de empleo.


«Antes todo el mundo pasaba delante del tablón de información de los sindicatos y del comité sin mirarlo. Ahora hay hasta cola para ver la poca información que nos dan», explicó.

«No sé lo que va a pasar, las informaciones cambian todos los dí­as, nada es seguro, creo que no se va a evitar el ERE (expediente de regulación de empleo)», añadió, en referencia a esta opción a la que las empresas están recurriendo en los últimos meses a causa de la crisis económica.

Severino entró en 1974, a los 23 años, en la fábrica de la empresa francesa de Vigo, una de las grandes ciudades de Galicia, región del noroeste de España que mañana votará para renovar su parlamento regional.

Este obrero entró en el sindicalismo en la clandestinidad a final de la dictadura de Franco (1939-75) y tiene un hijo que también trabaja en la fábrica, pero no entiende «la pasividad de los jóvenes», ante esta situación, «y eso que algunos están en situaciones crí­ticas, con una hipoteca que pagar».

Severino junta piezas que luego son enviadas a la cadena de montaje de la fábrica que monta los modelos Citroí«n C4, Berlingo, Xsara Picasso y Peugeot Partner. Empieza su tarea todos los dí­as a las 14h, termina a las 22h y cobra 1.300 euros de salario mensual.

La situación del sector automovilí­stico, golpeado a nivel mundial, es particularmente crí­tica en España, donde según las previsiones, la producción deberá caer a los dos 2 millones de unidades este año, un 20% menos que en 2008, y donde las matriculaciones de coches nuevos disminuyeron un 41,6% en enero respecto al mismo periodo de 2008.

España es el tercer paí­s europeo en construcción automovilí­stica, sobre todo para exportación, y alberga 18 plantas de marcas sobre todo internacionales. El sector supone el 6% del PIB y 350 mil empleos directos e indirectos.

Vigo es una de las ciudades españolas que dependen más del sector y que se desarrolló a partir de la instalación de la fábrica PSA en 1958. La construcción automovilí­stica ocupa actualmente a unas 22 mil personas, de una población de 296 mil habitantes, gracias a una importante red de subcontratistas.

Unos 3 mil obreros perdieron su empleo debido a la crisis. «La situación de los obreros de las empresas auxiliares es aún peor. Cobran menos que nosotros y muchas veces tienen contratos temporales», subraya Severino.

Vacaciones forzosas, la no renovación de contratos temporales, supresión de un equipo nocturno, y pronto de otro más, y prejubilaciones son algunas de las medidas a las que recurre la dirección de la fábrica para evitar el expediente regulador.

«El futuro de la fábrica esta garantizado», dijo el 18 de febrero el ministro de Industria, Miguel Sebastián, tras entrevistarse con el presidente de la PSA de Vigo, Pierre Ianni, quien luego dijo que el mantenimiento de los puestos de trabajo a «corto plazo» depende del «nivel de ventas de los vehí­culos y nada más».

El grupo, que prevé una caí­da de la producción de entre el 20% y 30% a escala mundial en 2009, anunció, sin embargo, que quiere invertir 1 mil millones de euros en cuatro años en Vigo para modernizar sus instalaciones.