Las pieles regresan a las pasarelas


Una modelo muestra la creación del diseñador Karl Laferfeld de Chanel, en la colección Otoño Invierno en Parí­s, con predominio en el uso de la piel. FOTO LA HORA: AP Francois Mori

Probablemente no haya una prenda de vestir más controversial que los abrigos de piel.


Una modelo luce un abrigo de piel diseñado por J. Mendel. FOTO LA HORA: AP Afton Almaraz

Sin embargo, la piel está en todas partes esta temporada, en formas en que los diseñadores esperan reste argumentos a sus usuales crí­ticos.

Algunas marcas famosas, incluyendo Chanel y Nina Ricci, colocan pieles falsas en las pasarelas que no son distinguidas ni siquiera por expertos. La marca de accesorios Be & D usa pieles de conejo y oveja que son residuos de la industria de la carne.

El regreso a la prominencia tiene menos que ver con un tratamiento más humano a los animales que con un retorno al lujo. Si los defensores de los derechos de los animales ocuparon los titulares en la controversia, fue la recesión la que asestó el golpe decisivo a la piel.

«Hay una vuelta de las pieles pues hay de nuevo una aceptación del lujo», dijo Gilles Mendel, de J. Mendel, una marca intrí­nsecamente ligada a los artí­culos de pieles. «Luego de los años difí­ciles en el comercio minorista, la economí­a y el mundo de la moda, ahora la gente quiere pensar en un lujo que es precioso y ofrece longevidad».

Cuando el consumismo estaba desatado hace unos años, los artí­culos de pieles abundaban en los desfiles de moda. Pero hubo un cambio radical cuando la economí­a se desplomó, pues en el mercado de alta costura no podí­an pagar por pieles caras, o al menos no querí­an que pareciese que podí­an.

Ahora, la moda busca un equilibrio, colocando la piel como un material versátil que va a durar más que una cartera elegante o una blusa con lentejuelas, con añadida suavidad.

Ribetes en bolsas y botas, el forro de una capucha o el material de un vestido tan ligero como seda. Se aparea con jeans y vestidos de noche. Existe una delicada manufactura en los artí­culos de pieles que les hacen una inversión sabia.

«La belleza de la piel %u2014 falsa o real %u2014 es que le da un toque elegante a cualquier cosa. Si usted tiene un cárdigan abandonado en el armario, un ribete de piel lo puede volver especial. ¿Un abrigo gris que necesita vida? Añadir un cuello de piel es mejor que comprar otro abrigo», dice Nina Garcí­a, directora de modas de la revista Marie Claire. Garcí­a es la autora del libro «Nina Garcí­a»s Look Book: What to Wear for Every Occasion».

Para Ada Roberts, vicepresidente ejecutivo del grupo de defensa de los animales Born Free USA, quienes dicen que las pieles son tan solo residuos de la industria de alimentos se equivocan. «Pienso que se trata de los compradores tratando de justificar sus decisiones. Ellos quieren sentirse mejor acerca de sus compras en lugar de analizar la industria en su conjunto», dice Roberts.

Le parece, dice, que no se pueden comer suficientes conejos como para satisfacer la demanda de la industria de la moda.

Roberts agrega que el uso de pieles falsas podrí­a impulsar el mercado de pieles verdaderas, incluso sin quererlo. «Si la gente lo ve, lo quiere. Eso aumenta la demanda, y entonces más gente lo quiere y se convierte en una moda. Cada vez que hay piel disponible a la venta, no importa el origen, la demanda aumenta», dice.

Las pieles de animales tienen un lado práctico: protegen del frí­o y siguen siendo populares, dice Dani Reiss, director ejecutivo de la compañí­a Canada Goose. La compañí­a produce chaquetas forradas de piel que son empleadas por investigadores y aventureros en el írtico, pero también se venden bien en ciudades cosmopolitas.

Steve Dumain, fundador y director creativo de Be & D, menciona también los orí­genes prácticos de las ropas de pieles. «Pienso que todo se remonta a la ropa protectora. Cuando usted piensa en el otoño y el invierno, la piel te protege del frí­o, y el aspecto de «cazador» parece apropiado para la temporada, y puede ser moderno y atrevido».