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Existen muchas cosas sobre la vida, pasión y muerte de Jesucristo que aún permanecen incomprendidas para el hombre.
Y es que en nuestra infinita pequeñez no alcanzamos a entender cómo íˆl siendo Pan y Fuente de Vida padeció hambre y sufrió sed.
Fue dado a sus verdugos a cambio de treinta monedas de plata, sin embargo, Su Muerte pagó el rescate de toda la humanidad.
No tuvo un lugar dónde descansar su cabeza y seguían siendo suyos todos los mundos.
Pidió agua en su final momento y a pesar de ello dijo: «El que sienta sed acérquese a mi y beba».
Quedó sin hablar en su agónico silencio, como un cordero dormido, aún así sigue siendo la Palabra de Vida Eterna.
Todos le dejaron abandonado en aquella Cruz y maltratado sin piedad y sin embargo legiones de ángeles cubrían los cielos; fue herido por una lanza buscando su corazón y su sangre derramada lavó el pecado de sus crueles asesinos, fue muerto por los hombres?aún cuando su voluntad era darles el mismísimo cielo.
Quien ama a Jesucristo nada le falta,
sólo í‰l le basta.