Las otras tormentas


Pasó Agatha y nos dejó desolación y muerte. Y vienen más en el camino, según  afirman los meteorólogos. Pero dejemos a la naturaleza lo que es de la naturaleza y contra la cual nada podemos hacer, más que llorar en silencio a nuestros muertos, a las siembras y viviendas de los humildes destruidas, a los corruptos inmorales e innobles que construyeron malos puentes y malas carreteras por 30 pinches monedas que les pueden dar muchos lujos, pero que en el fondo de su corazón les dejó la vergí¼enza y la negrura de su espí­ritu, lo cual posiblemente pagarán sus hijos o nietos en algún momento, cuando sepan que llevan un apellido cubierto en sangre.

Héctor Luna Troccoli

Agatha pasó, pero quedan sus secuelas y algunos aprovechan para subir precios y otros para hacer polí­tica, por lo cual esperamos, que algún dí­a, el diablo los tenga a fuego lento.

Sin embargo hay otro tipo de tormentas que nos están llegando con secuelas, también de menor o mayor grado, siendo la principal la renuncia del comisionado de la CICIG, Carlos Castresana y sus fuertes acusaciones en contra del estrenado Fiscal General Conrado Reyes, quien-dicen-, aparte de llevar colaboradores de dudosa reputación, esconde archivos de genocidios y violaciones a los derechos humanos, está comprometido en actos de corrupción y para colmo tener «contactos» con el crimen organizado, la tormenta polí­tica que se ha desatado ya se convirtió en huracán en cuyo centro están Castresana, Reyes y Colom.

  Castresana ofreció dar a conocer las pruebas o al menos las evidencias que existen contra Reyes, lo cual es lo más atinado porque entonces no le quedarí­a otro remedio a Colom que destituirlo pues él es la autoridad nominadora (es decir quien lo nombró), por lo que no se debe esperar la resolución de un tribunal como le aconsejó uno de sus brillantí­simos asesores, porque este es eminentemente un acto administrativo.

 La figura de Castresana desató una serie de polémicas y por ser figura pública a unos les puede caer mal y a otros bien, pero, lo que no se puede negar es que gracias a la CICIG y al impulso que él le dio, casos que pensaron que jamás llegarí­an a un tribunal, llegaron; casos que no se resolverí­an, se resolvieron; señalamientos que la mayorí­a de chapines tienen miedo de hacer, los hizo Castresana; iniciativas de ley que los que tienen la potestad constitucional de presentarlas para beneficio de la justicia, no lo hicieron y la CICIG las presentó para esperar la benevolencia de los no menos honradí­simos diputados y allí­ están, como el Puente de Alcalá, durmiendo el sueño de lo injusto.

¿Qué es extranjero? ¿Qué se lesiona nuestra soberaní­a?, bulshit como dicen los gringos o ¡babosadas! como educadamente decimos nosotros. Si a soberaní­a vamos, recordemos la invasión abierta, descarada, de 1954, en donde Jhon Foster Dulles, secretario de estado gringo y accionista de la United Fruit dijo sin ambages que iban a derrocar al gobierno «comunista» porque a su empresa le habí­an quitado cientos de miles de hectáreas para dárselas a campesinos y el embajador Puirifoy, asintió y movió la cola ante lo dicho por su amo.  Y un grupito apoyado por los gringos logró derrocar a un presidente constitucional, SIN LA INTERVENCIí“N DEL EJí‰RCITO PARA DEFENDER LA SOBERANíA COMO DICE LA CONSTITUCIí“N, aunque los patojos de la politécnica de aquel entonces sacaron a aquel glorioso ejército libertador con los calzones en la mano de los campos del Roosevelt hasta que fueron traicionados por Rosell y Arellano. ¿Y que me dicen de la guerra sucia de 30 años? Cuba con Fidel ayudando a la guerrilla y los gringos ayudando al ejército y nosotros, poniendo los 250,000 muertos. Soberaní­a, repito, bullshit. Aquí­ se hace lo que el tata dice.

Espero que cuando se publique esta nota el huracán Castresana no haya pasado y que sus secuelas nos sean leves.

Pero sumado a esto hay ciertas «ondas tropicales» que ni a tormenta llegan, como uno de los berrinches del emperador y dueño de tu Muni y tu ciudad, el señor de señores ílvaro Arzú, quien en el fondo de su corazoncito debe habernos mentado la madre a muchos, muchí­simos periodistas y para castigarnos ni siquiera con «pasión» como acostumbra a decir, ha hecho que su Muni ayude a limpiar calles, recoger arena y ponerse al frente de los problemas que en la capital dejó el Agatha. Gí¼echos. Allí­ está también, refugiado en su  cólera, maltratando a la prensa y ya no solo a la escrita, sino generalizada, pese a que tiene su Angelito de la Guarda que siempre lo protege. Y todo porque, tal como ocurrió en la zona 6, se hundió una parte de una calle de la zona 2, por culpa de colectores sin mantenimiento y viejos, lo cual se lo ha tomado muy a pecho y como muestra de su berrinche no aparece ni para ver como quedaron colonias marginales, sino asiste a eventos sociales para echarle riata a la prensa.

Por aquello de las moscas, ante las mentadas, yo ya dije ¡barajo!, reviro y retacho y para mostrar mi cólera, en las próximas elecciones ya no voy a votar por él.

Y para concluir con eso de las tormentas, algunos ya estaban atormentados porque la ilustre Primera Dama de la Nación no habí­a aparecido ayudando a las ví­ctimas, sin ánimo, por supuestí­simo, de hacer proselitismo polí­tico, como dijo su marido, pero también, ya apareció., como una ligera onda tropical. Bendito sea.