Las otras maras…


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Debido a sus múltiples crímenes, extorsiones, secuestros, asesinatos, desmembraciones, robos, violencia sexual, etcétera, los jóvenes entre 12 y 30 años de las maras 18 y salvatrucha, son ampliamente conocidos por la mayoría de la población cuyos familiares o amigos o ellos mismos han sido víctimas de estos energúmenos cuyas sonrisas podemos observar cuando eventualmente son capturados y llevados a los tribunales, con el objeto de cambiar de sede de sus fecharías, si al caso son condenados.

Héctor Luna Troccoli


Pero existen otras maras tan temibles como las nombradas y podemos empezar por señalar a la MARA NUEVE, localizada en la 9ª. Avenida entre 9ª. y 10ª. Calle de la zona 1, integrada al menos por unos 150 jefes que dirigen una red criminal que se dedica particularmente a extorsiones, robos, narcotráfico, vagancia, cohechos e incluso asesinatos y que, lamentablemente, no pueden ser detenidos porque gozan de una protección muy fuerte de parte de grandes empresarios y poderosos militares.

Esta mara en particular, ha ampliado en los últimos años su campo de operaciones y sus extorsiones que antes eran de Q.3,000 o Q.5,000, ahora no bajan de Q.100,000 y se triplican y cuantifican conforme la ley que se quiere aprobar y a cuantos va a beneficiar. Usted los conoce porque usted, con su voto, los eligió y les paga por descansar, así que no se enoje. Allí están para convertirse en millonarios.

Hay otra mara muy peligrosa, la MARA PATRIOTUCHA, integrada por dirigentes máximos, cuadros medios y uno que otro que aparece ocupando puestos en la administración pública y que se dedican fundamentalmente a robar y extorsionar, aunque no se tientan el alma para matar a cualquiera que se atreva a contradecir sus fines. Hablaron mucho antes, de que serían adalides de los valores y principios que antaño existían en Guatemala, pero ellos-estos mareros de cuello blanco- se encargaron de pisotearlos, escupirlos y defecar en ellos. Tienen a su servicio un ejército de amigos y compañeros que ocupan espacios a lo largo y ancho de esta tierra que sucumbe sin remedio.

 Existe una red de mareros dedicados al robo y al sicariato, cuyos tentáculos están en todos los municipios del país, ellos se hacen llamar los de la MARA ALCATRUCHA, integrada por un jefe con un Consejo de sus colaboradores que como fueron elegidos por la ignorancia popular, se ocupan de llenar sus bolsillos con salarios inimaginables que los habitantes del país ponemos a su disposición y a realizar negocios cada vez más turbios, cínicos y multimillonarios. Al dejar esa mara todos salen con plata y propiedades entre la bolsa. Usted los eligió, usted los conoce.

Otra peligrosa mara es la Mara 21, que tiene su centro de operaciones principal, aunque está distribuida en toda la República, en la 21 calle entre 7ª. y 9ª. Avenida de la zona 1. Se llama la Mara 21 y usa uniformes parecidos a togas, acompañados por un séquito de ayudantes que se preocupan de proteger a los delincuentes de otras maras, por supuesto, mediante el pago puntual y elevado por sus valiosos servicios pretendiendo, entre otras cosas, destruir a las familias honradas -de las pocas que aún quedan en Guatemala- condenar al inocente, liberar al culpable, colaborar con los reyes de las prisiones y aun con aquellos que son soldados rasos. Lo mismo les da darle la mano a un violador, que a un asesino o a un narco. Practican la igualdad que pregonó el Señor.

Las maras, entiéndase bien, no son solo las que están compuestas por niños y adolescentes en su mayoría. Hay un sentido de unidad entre ellos y las otras porque todas persiguen un mismo fin: asesinar a su Patria, que lamentablemente también es la mía.

Pero, para las otras maras hay nuevas actividades por llevar a cabo, como pedir siete mil millones de quetzales prestados para pagar favores y cobrar comisiones aunque digan que es para ayudar a nuestro sufrido pueblo, fuera de que ya viene otro para hospitales por apenas 250 millones de dólares aproximadamente y un corredor interoceánico que pasará por fincas de terratenientes y militares que se apropiaron de lugares “estratégicos”, robándolos naturalmente.

Mientras tanto, los mineros que ayudaron mucho a la mara patriotucha ya están listos para pasar plata a los que en el futuro les den más prebendas; los constructores ya tienen su aporte en cuanto reciban el pisto que les daremos nosotros y para lo cual ya aceitaron a la mara 9. Y así todo sigue su curso tal y como debe ser porque cada político que viene es la gallina que se sienta hasta arriba para que lo que defecan nos caiga a los que estamos abajo. ¡Oh, ley inmutable de la vida!