Las normas de conducta


rolando-alfaro

“Entre Derecho y Moral existe distinción, pero no separación y muchísimo menos antítesis” – Giorgio Del Vecchio.

Las normas, en general, suelen clasificarse en jurídicas o éticas y para los efectos del presente artículo, nos referiremos a las segundas que, en la actualidad, se han vuelto de urgencia nacional para buscar soluciones al drama que se vive en nuestra Patria de pérdida de valores morales, aumento de crímenes y hechos delictivos de toda clase.

Rolando Alfaro Arellano


Y, es que catalogamos de urgencia para la población, debido a que pareciera que cada día, los habitantes del territorio nacional se vienen enfrascando en conflictos que denotan una muy pobre formación ética, se han olvidado las normas de cortesía, y, especialmente se desconoce el significado del respeto al derecho ajeno. Imperdonablemente, quieren hacerse justicia por propia mano.

Por si el estimado lector que me sigue en mi columna no lo sabe, el Derecho surgió de la unión del débil para defenderse de los abusos del fuerte, es decir, no es capricho de nadie el que existan leyes, regulaciones y no digamos normas de conducta; sin ello, el ser humano no podría vivir en armonía y paz.

En consecuencia, las normas éticas comprenden las reglas de la conducta que pueden clasificarse en morales, religiosas, de sociabilidad y jurídicas.

Podemos decir que las normas morales rigen la conducta; sin embargo, como viene sucediendo en el entorno humano chapín, algunas personas ignoran la moral por lo que de su peso cae que las normas de conducta, también, serán ignoradas.

Luego, tendremos un desorden moral que en nada envidia a algunos de los habitantes del territorio nacional con los pueblos de los primeros siglos de la humanidad: promiscuidad, salvajismo, crueldad, inmoralidad, maltrato infantil, irrespeto a las mujeres y al adulto mayor, desconocimiento, en fin, de las normas de conducta.

La caridad comienza por casa, y, si no tenemos información de qué es lo que nos puede suceder con contaminar el entorno humano con la violación de las normas: de qué nos quejamos.

O me dirán que es civilizado vivir en un ambiente sucio, con basura en todos los lugares, con ruidos de diversas clases, con el agua envenenada con desechos sólidos, humo negro que mancha la ropa y daña la salud, incendios forestales, y, un largo etcétera.

Finalmente, ninguna sociedad podrá subsistir con su entorno deteriorado, pero para ello los habitantes del territorio nacional deberán recapacitar si lo que quieren es continuar con el desorden moral, social y jurídico en que viven o practicar el “Derecho de petición” para vivir sanamente y tratar de que nuestra Guatemala vuelva a lo que tanto se vanagloriaban nuestros antepasados: “La tacita de plata”.