Me aparto momentáneamente del tema electoral, que de pronto está llegando a unos niveles de confrontación y manejo tendencioso de la información, que podrían derivar en un escenario hasta este momento no previsto. Pero señalaba que me aparto de tales reflexiones para referirme a un especto que no sólo es importante para el país, sino que, además, como en el pasado, consolida el municipalismo como un movimiento alternativo y real de gestión pública que puede y ha contribuido a la consolidación de la democracia (participativa) en nuestro país.
Me explico mediante un ejemplo concreto. Hacia finales de 2001 un ingeniero agrónomo visualizó, de conformidad con las más importantes revelaciones del uso del suelo en nuestro país, que el potencial de desarrollo de Guatemala además de forestal, se desenvuelve dentro de una jurisdicción territorial reconocida por su autonomía, su propio gobierno y el manejo de su patrimonio: el municipio.
En el marco de aquella visión, en 14 municipalidades hacia el 2003, con el apoyo del Instituto Nacional de Bosques, también ente autónomo, se inició la instauración de las Oficinas Forestales Municipales. El acertado desenvolvimiento de éstas, la constancia en su acompañamiento a través de la Asociación Nacional de Municipalidades, ANAM, mediante la tutela de este ingeniero soñador ?en el mejor sentido del término?, permitió que en 2005 se tuviese la capacidad de realizar un primer encuentro nacional forestal de municipalidades.
El año pasado, en septiembre, en Panajachel, se realizó el II Encuentro Nacional Forestal de Municipalidades. Personal relacionado con 140 Oficinas Forestales Municipales iniciaron un intercambio de experiencias con la participación de otras vivencias centroamericanas. Ahora se está por impulsar la instauración de un salto cualitativo de estas oficinas al constituirlas en el futuro próximo como Oficinas Ambientales Municipales. Aquella visión está cosechando éxitos más allá de lo previsto inicialmente.
En la actualidad que hemos valorado el uso de la información mediante la fehaciente forma de recabarla, llegamos al continuo uso del término de gestión territorial, en la que el proceso de información y registro catastral es el pilar que nos puede ayudar a construir un desarrollo ?que más allá del lirismo tan repetitivo? en efecto pueda ser sostenible y sustentable. Y la forma eficiente del desenvolvimiento de los procesos catastrales se produce en efecto, a partir de las unidades territoriales expresadas en el municipio.
El viernes pasado, el Consejo Directivo del Registro de Información Catastral, RIC, ente que existe gracias al Decreto Número 41-2005, adoptó con seis de los siete votos a favor, la elección del Director Ejecutivo Nacional del RIC. La elección recayó, para dicha y grandes expectativas del movimiento municipalista de Guatemala y no sin previos estiras y encoges entre éste y algunas autoridades del gobierno central, en el ingeniero agrónomo José Manuel ílvarez Girón. El mismo que visualizó la gestión forestal en armonía y complementariedad con la gestión pública municipal.
La naturaleza del catastro, nos señala el artículo 24 de la citada ley, preceptúa que es un instrumento técnico de desarrollo con información disponible para múltiples fines. Es un registro básico, gráfico y descriptivo de tipo predial, orientado a la certeza y seguridad jurídica de la propiedad, tenencia y uso de la tierra. Y más adelante, el artículo 50 estipula que el RIC habrá de coordinar con las municipalices importantes etapas en el cumplimiento de sus fines.
La elección del ingeniero ílvarez Girón es una acertada conquista del municipalismo guatemalteco. Parabienes ante este nuevo reto profesional. Madurez para encarar los desafíos. Templanza para asumirlos con el vigor que ofrece una valiosa experiencia que está llena de más éxitos que fracasos. Adelante y que también en este terreno las cosechas sean más allá de lo previsto.