El escaso desarrollo social y la insuficiente oferta de empleos dignos en comunidades rurales generan condiciones que obligan a los habitantes a migrar hacia el extranjero, generando una reducción considerable de población en aldeas y comunidades pobres, sin embargo las autoridades aseguran que no pueden hacer nada para contrarrestar este problema.
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Los efectos de la migración de guatemaltecos hacia Estados Unidos son cada día más notorios en las comunidades del interior de la república, en donde la fuerza laboral se ha reducido considerablemente.
Tal es el caso de los municipios La Libertad y Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, donde las poblaciones tradicionalmente formadas por sólidos grupos familiares se han transformado a grupos de niños, niñas, mujeres, ancianos y algunos jóvenes.
De igual forma ocurre en Totonicapán, Suchitepéquez, Quetzaltenango y San Marcos, donde la migración externa reporta el mayor número de casos de ilegalidad, según estudios de organizaciones internacionales.
Al respecto, las autoridades señalan que poco o nada se puede hacer para frenar los flujos migratorios hacia EE.UU., que cada año recibe a miles de indocumentados centroamericanos, de los que se contabiliza a una gran cantidad de guatemaltecos.
El canciller Haroldo Rodas señala que en las comunidades se advierte a los pobladores sobre las implicaciones y riegos que lleva implícita la migración ilegal, pero «no se puede hacer nada para evitarla».
Sí se puede
Por el contrario, activistas en derechos humanos y defensores de los migrantes sostienen que el Estado tiene la capacidad de abordar el problema de forma integral, e incluso señalan que tiene la obligación de implementar acciones al respecto.
Ubaldo Villatoro, de la Mesa Nacional para las Migraciones, refiere que el Gobierno debe aplicar una estrategia integral, que permita a los guatemaltecos encontrar condiciones para obtener una vida de calidad en el país.
Dentro de los principales factores que promueven la migración hacia EE.UU., las organizaciones pro derechos de los migrantes sostienen que la falta de oportunidades de empleo y el alto costo de la vida son los que ocupan los principales puestos.
La delincuencia organizada es otro de los factores que obliga a los pobladores de áreas rurales a dejar sus comunidades, sin embargo esto es resuelto con una migración interna.
Villatoro asegura que la migración tiene efectos negativos dentro de la sociedad, ya que además de la desintegración familiar y descomposición social, fomenta la fuga de cerebros y fuerza productiva en el país.
Este fenómeno se evidencia con estudios, en los que se demuestra que la población con educación media y universitaria, también están interesados en salir del país, ya que su capacidad intelectual tampoco es bien reconocida en los puestos de trabajo.