Las «mascotas» de los delincuentes


Los niños y jóvenes se han convertido en presa fácil para involucrarlos en hechos delictivos.

La delincuencia se ha dado a la tarea de reclutar a niños y jóvenes aprovechándose de su vulnerabilidad. Los menores son seducidos con engaños o, en otros casos, son presas obligadas que, sin darse cuenta, han cambiado su inocencia por convertirse en criminales.

Mariela Castañon
lahora@lahora.com.gt

La semana pasada fueron capturados varios hombres junto a un menor de edad cuando asaltaban un bus del transporte público; el infante, que no llegaba ni a los 15 años, confesó que le dijeron que si los acompañaba le regalarí­an un teléfono celular, sin sospechar de las intenciones de cometer un atraco.

El miedo y el nerviosismo al contar su experiencia, evidenciaban que el menor se estrenaba en un hecho delictivo.

Pero este caso no es una isla en el mar de la delincuencia. De acuerdo con el oficial Néstor Ismael Diéguez, de la División de Prevención del Delito de la Policí­a Nacional Civil, los delincuentes se aprovechan de la situación de riesgo de los adolescentes para involucrarlos en un rol criminal.

Se han dado casos, incluso, que son los mismos padres que empujan a sus hijos a cometer delitos. Estos, con la intención de recibir un «beneficio» enrolan a los menores en células criminales sin importar que de un dí­a a otro se transformen en sicarios o asaltantes.

En el delito de las extorsiones, por ejemplo, las bandas enví­an a las niñas como cobradoras. «Me mandaron a recoger un paquete», dicen con frecuencia, ignorando que se han convertido en ví­as de presión para someter a las ví­ctimas.

Todos ellos están expuestos a ser asesinados o a convertirse en potenciales delincuentes, sin ni siquiera saberlo. El engaño, la amenaza y la fuerza son algunos de los factores que se han logrado identificar.

De acuerdo con Silvia Palomo, de la Secretarí­a de Bienestar Social, las sanciones contra este sector de la población «depende del delito que cometan, si es muy grave tendrán que ir a los correccionales, pero son los Juzgados de Menores los que toman esa decisión», afirma.

MASCOTAS

El analista en seguridad, Mario Mérida, indica que en El Salvador los pandilleros les dan el nombre de «mascotas» a los niños y adolescentes que cometen actos delincuenciales, quienes después los sustituirán para formar las gavillas.

A decir del profesional, este es un fenómeno repetitivo en Guatemala, en donde los niños que viven en áreas vulnerables están en riesgo de caer en las manos de gente inescrupulosa.

Puesto que la Ley ampara a la niñez y adolescencia, los maleantes se aprovechan de ello, para que realicen cualquier atrocidad sin recibir una sanción severa.

El Movimiento Social por los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Juventud en Guatemala, actualmente la niñez y juventud atraviesan por una situación difí­cil en donde se les ha dejado de ver como personas sujetas de derechos; por el contrario, son vistas como objetos, lo que los hace más vulnerables a las situaciones de riesgo.

Según Felipe Garcí­a, representante del Movimiento, este sector de la población debe ser protegido y respetado, además, debe gozar de los derechos de educación, salud y protección, entre otros, para evitar su participación en células delincuenciales.

Representantes de la División de Prevención del Delito, señalan que luego de realizar un estudio de las zonas vulnerables, entre ellas la 12, 21, 18 y Mixco, han logrado determinar que las afueras de los centros educativos son los escenarios en donde se introduce a los niños y jóvenes a la delincuencia.

Por ello, se implementó el programa «Escuelas Seguras», con el que se pretende prevenir el delito y contrarrestar la participación de ellos y ellas en hechos criminales.

En los lugares donde funciona ese proyecto se ha logrado identificar el modus operandi de los maleantes para involucrar a estas personas en la delincuencia, por lo que mantienen un monitoreo constante y recopilan todas las pruebas necesarias para capturar a los responsables de esos hechos.