Los últimos descubrimientos sobre el universo realmente nos dejan perplejos y nos ayudan a abrir la mente para una gran variedad de motivos. Y es que el análisis que nos están dejando los datos del Proyecto “NASA Kepler spacecraft”, son realmente interesantes.
Uno de cada cinco soles como el que nosotros tenemos tiene un planeta con las características de la Tierra: ni tan lejano, ni tan cercano a su gran estrella luminosa, que puede permitir alguna forma de vida, que no se desintegre con los rayos ni se torne gélida con la falta de luz y calor.
Los descubrimientos vienen de los notables esfuerzos de investigadores, cuyos datos provienen de una nave espacial exploradora puesta en órbita por la NASA de los Estados Unidos de América, siendo uno de los más destacados científicos el joven personaje de nombre Erick Petigura, un estudiante graduado nada más y nada menos que de la prestigiosa Universidad de Berkeley en Los Ángeles.
Según lo reporta ayer el New York Times, los análisis de Petigura significan uno de los grandes saltos de la humanidad, y uno de los grandes resultados de la nave Kepler cuyo objetivo principal era el de ubicar los llamados “exoplanetas” o bien planetas de características parecidas a la Tierra capaces de albergar vida.
El reporte que el joven Petigura ha publicado el lunes en la revista científica “Proceedings of the National Academy of Sciences”, examinó cerca de 42 mil estrellas solares, encontrando que 603 planetas que circundan tales estrellas, incluyendo a diez que tienen similar tamaño al de la Tierra, reciben niveles comparables de energía que la de nosotros los terrícolas y nuestro entorno natural.
Resulta ser que el más cercano de esos exoplanetas, y que puede ser visualizado por el ojo humano, se encuentra a doce años luz de nuestra galaxia. Y entonces si esa es la distancia más corta, imaginemos entonces las megadimensiones del universo en donde, como un grano de arena está ubicado este planeta, que dicho sea de paso lo estamos distorsionando poco a poco en relación con su estado natural, gracias a una tecnología que cada vez se deshumaniza más, y que cada vez también le otorga megaréditos a muy pocas familias y personas.
Obviamente esta noticia ha generado una gran cantidad de comentarios de todo tipo en el New York Times, los cuales son lógicos en virtud de que el artículo del joven Petigura es sumamente técnico y se acompaña, en el reportaje periodístico, con una serie de confusiones que provienen de otras investigaciones que calculan que hay alrededor de 40 mil millones de estrellas que se parecen al sol, y que tienen planetas que la orbitan.
Lo cierto es que convivimos en una realidad de tremendas dimensiones y si uno se adentra en las investigaciones nos damos cuenta que se trata de un orden relativo, que flota en medio de tremendas fuerzas que se entrecruzan unas con otras y que se han venido conformando en miles de millones de años, lo que nos hace meditar sobre temas que poco se platican como lo es el tiempo, la relatividad de las cosas y sobretodo nuestra insignificancia en un universo del que nos enseñaron desde pequeños que “éramos el centro de todo”: nada más relativo que eso.