Desde principios del siglo pasado, las luchas estudiantiles han sido una constante en la vida política, económica, social y cultural del país, casi siempre acompañadas de movilizaciones, manifestaciones públicas y peticiones de fondo, dirigidas a los gobernantes; en algunas ocasiones las luchas estudiantiles han logrado botar gobiernos, oponiéndose a la opresión y la tiranía; y por supuesto, siempre las protestas fueron reprimidas.
Así las cosas, los estudiantes han sufrido cárcel, expulsión del país o muerte. Por ejemplo, en 1900, Salvador Mendieta, presidente de la Asociación de estudiantes “El Derecho” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos, Usac, fue encarcelado y obligado al exilio por orden del dictador Manuel Estrada Cabrera (1898-1920), quien intentó desarticular esta primera organización estudiantil de la época moderna. En 1920 la Usac organizó protestas contra este dictador. Tras violentas y represivas jornadas, las fuerzas estudiantiles y populares derrocaron al tirano. Al poco tiempo, el 22 de mayo de 1920, los estudiantes fundaron la Asociación de Estudiantes Universitarios AEU, que se convirtió en la principal organización estudiantil a nivel nacional.
Luego de la caída de Estrada Cabrera, los gobiernos liberales continuaron en el poder y la protesta estudiantil se mantuvo y se hizo más fuerte, y en 1923, durante nuevas protestas, el gobierno clausuró por decreto a la Universidad. Cuando el general Jorge Ubico asumió la presidencia en 1931, disolvió la AEU y otras organizaciones estudiantiles, intervino nombrando a todas las autoridades universitarias, creando una administración ineficaz y corrompida. En esas condiciones, las aulas universitarias se convirtieron en un espacio para las discusiones y encuentros de la oposición política al régimen.
En 1942 un grupo de estudiantes llamados los “Escuilaches”, integrado entre otros, por Manuel Galich, Mario Méndez Montenegro y Alfonso Bauer Paiz, redactó un documento proponiendo derribar a Ubico. En 1944, los grupos estudiantiles iniciaron protestas públicas a favor de la autonomía universitaria. Estas protestas estudiantiles fueron la chispa que encendió el fuego de lo que más tarde fue la Revolución de Octubre. Estudiantes, maestros y obreros salieron a las calles, demostrando nuevas modalidades de lucha cívica a la que se sumó la participación popular masiva. El 1 de julio de 1944 Ubico aceptó una petición de renuncia firmada por 44 ciudadanos notables, entre los cuales figuraban varios universitarios. Los estudiantes mantuvieron la demanda de conseguir la autonomía universitaria. Ante el creciente descontento popular, el 20 de octubre de 1944, la alianza entre obreros, estudiantes y militares descontentos derrocó, por medio de las armas al gobierno de Ponce Vaides que era la continuidad del de Ubico.
En marzo y abril de 1962, los estudiantes universitarios y de secundaria, protagonizaron una de las luchas emblemáticas más fuertes del movimiento estudiantil guatemalteco, encabezando las protestas en contra el dictador de turno, general Miguel Ydígoras Fuentes, como siempre, la respuesta de los tiranos a la protesta popular, fue la represión y con ella otra vez, la cárcel, el exilio y la muerte, que fueron los signos principales que caracterizaron esos pasajes históricos de la lucha estudiantil.
Ahora a principios del siglo XXI, los estudiantes normalistas, dignos sucesores de los movimientos estudiantiles del pasado siglo, siguen empeñados en la lucha por conseguir una mejor educación, con calidad y al alcance de todos. El movimiento estudiantil sigue fortaleciéndose.