Las lecciones que dejó la competencia en la ONU


«Esperamos que no se nos cruce otra Venezuela en el camino»

Hugo Alvarado
halvarado@lahora.com.gt

La diplomacia guatemalteca fue puesta a prueba. En octubre el mundo volteó su mirada hacia Guatemala. El motivo: su intento de ingresar al Consejo de Seguridad por un puesto no permanente por primera vez en su vida diplomática.

Aunque no se logró, varios paí­ses reconocieron el trabajo efectuado por la diplomacia guatemalteca.

Luego de 47 rondas de votaciones, en todas ganó Guatemala ?menos en una, donde hubo un empate?. Pero esa victoria no fue suficiente para conseguir los dos tercios de la Asamblea Nacional de Naciones Unidas para agenciarse el triunfo.

El ministro de Relaciones Exteriores, Gert Rosenthal, reconoció que la falta de trabajo en el área del Caribe fue la diferencia para no alcanzar el escaño en dicho Consejo.

Faltó un trabajo más diligente en esa región, dijo.

Además indicó que Latinoamérica es una región dividida, factor que también influyó en la competencia.

«Para el 2011 esperamos que no se nos cruce otra Venezuela en el camino», expresó el canciller. Menciona que ese año Guatemala podrí­a ser el paí­s por consenso del área para entrar por la puerta grande, que es la manera más fácil de ingresar al Consejo de Seguridad.

Para el ex canciller Gabriel Orellana, en relación al tema existen dos puntos a considerar, el primero es que siempre existe la politización entre los paí­ses, eso por los intereses propios que se manejan.

Con el simple hecho que estuviera inmersa en la lucha por un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU ha dejado una enseñanza, que el paí­s no se puede quedar de lado, se debe estar conscientes que somos miembros de la comunidad internacional.

«A mi juicio hay que considerar que esa disputa generó que Guatemala tiene derecho a ocupar un espacio en cualquier lugar», refirió Orellana.

Sin aportar

En polí­tica exterior, los paí­ses pequeños como el nuestro es poco lo que aportan, menos lo que se les toma en cuenta y, lo que es más grave, se les utiliza de la peor manera por quienes sí­ tienen poder de decisión o el poder de la fuerza.

Además, todo indica que no se toman en cuenta las experiencias más recientes y menos las lejanas, refiere el analista Ricardo Román.

La diplomacia guatemalteca, al parecer, no tuvo en cuenta lo que recién habí­a pasado con El Salvador para las elecciones de Secretario General de la Organización de Estados Americanos, OEA.

Aunque hay más de alguna diferencia entre ambas situaciones, en lo que coincide es que ambas candidaturas fueron utilizadas por la diplomacia estadounidense en su propio interés.

Los resultados fueron, prácticamente, los mismos. Ni El Salvador llegó a ocupar el más alto cargo en la OEA ni Guatemala logró ocupar el cargo en el Consejo de Seguridad de la ONU, mencionó Román.

Lo anterior deja varias lecciones a tener en cuenta y considerar.

La primera es que se debe ser muy celoso de la independencia en polí­tica exterior frente a los demás paí­ses y con mayor razón respecto a Estados Unidos.

La segunda es que era imposible quitarse de encima el estigma de que la candidatura guatemalteca fue utilizada para impedir que la República Bolivariana de Venezuela ocupara tan importante cargo

«En consecuencia, nuestra diplomacia quedó muy mal parada y para superar las muchas limitaciones y falta de visión y perspectiva con que se trabaja en polí­tica exterior, el asunto no puede circunscribirse solamente a contar con buenos equipos de trabajo internacionalmente competentes y con experiencia suficiente», dijo Rosales.

Una lucha estéril

El diputado César Emilio Fajardo Morales, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de la República, opina que fue una lucha estéril e infructuosa.

«De qué servirí­a tener una representación no permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, ONU, cuando Guatemala necesita mucha atención en materia de seguridad», dijo Fajardo.

El parlamentario considera que es una pérdida de tiempo y de recursos para el paí­s.

Una vez fortalecidas las acciones de seguridad en el paí­s, podrí­a entonces pensarse en participar en materia de seguridad exterior, enfatizó.

Esta opinión es compartida por otros integrantes de la comisión referida, pues consideran que al final de esa lucha es Panamá la que ocupa ese lugar, después de que Guatemala compitió severamente contra Venezuela.

Guatemala atrapada en la polarización latinoamericana

La elección del miembro no permanente de América para el Consejo de Seguridad de la ONU destapó la situación polarizada que existe en el continente, la cual no inició con esta elección, sino que se vení­a ventilando desde hace algún tiempo.

La polarización por esta elección sucedió en todo el mundo, ya que no sólo los paí­ses de América estaban divididos sino que el empate se debió a que no habí­a mayorí­a absoluta a nivel mundial. Sin embargo, la polarización afectó especialmente a Latinoamérica, en donde se ha venido desatando una guerra ideológica entre dos tendencias, una liderada por Venezuela, y otra liderada por Estados Unidos.

Las crí­ticas para los dos paí­ses contendientes, es decir, Venezuela y Guatemala, no se hicieron esperar. A Venezuela se le criticó su campaña ofensiva contra Estados Unidos, y que se le olvidó que su contendiente era nuestro paí­s, no la nación norteamericana.

De Guatemala se criticó, a nivel externo, de ser un paí­s aliado a Estados Unidos. A nivel interno, se criticó que nuestro paí­s buscaba un escaño en el Consejo de Seguridad, mientras que, paradójicamente, en esta materia es de los temas que más adolece nuestra nación.

Al principio, ambos paí­ses desconocí­an el alcance que habí­a tenido su cabildeo, aunque Venezuela consideraba un mayor apoyo, ya que su campaña fue más directa, liderada por su presidente, Hugo Chávez, quien ofrecí­a ayuda energética a los paí­ses que otorgaran su voto.

De Guatemala se pensaba que tendrí­a menos apoyo, especialmente por problemas que tuvo, por el cambio de su Canciller en medio del cabildeo, y por unas «desafortunadas» conversaciones del presidente í“scar Berger en torno de una plática con el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

Fue una sorpresa que Guatemala tuviera mayorí­a en casi todas las votaciones; se pensaba que voto por voto, nuestro paí­s podrí­a haber llegado al Consejo de Seguridad, pero luego de decenas de votaciones estancadas se prefirió por un consenso, dejando a Panamá en el puesto de seguridad.

La polarización permaneció. Fue por medio del Grupo Latinoamericano y el Caribe, GRULAC, que se presionó para que hubiera un consenso.

*Con colaboración de: Mario Cordero, Amalia Hernández, Samuel Flores y Hugo Madrigal.

EL CARIBE FUE LA DIFERENCIA

El canciller Gert Rosenthal habla de las reflexiones y lecciones que dejó la competencia por ocupar una silla no permanente en el Consejo de Seguridad.

¿Cuáles son las lecciones que dejó competir por un escaño en el Consejo de Seguridad?

Una de las elecciones que dejó la campaña es indicar que no lo hicimos tan mal. Revelamos una capacidad válida para buscar el puesto en el Consejo de Seguridad. Aunque falta la determinación de lanzarse en estas competencias.

La segunda lección es mejorar nuestra presencia en el Caribe. Es una región donde existe una afinidad porque tienen los mismos problemas sociales.

Nos encantarí­a que Centroamérica tuviera un Tratado de Libre Comercio con el Caribe. Deberí­amos de tener más misiones diplomáticas en esa parte del mundo, sólo hay una sede en Trinidad. Un esfuerzo más grande.

La tercera lección se basa en que asociarse con Estados Unidos tiene repercusiones encontradas.

¿Al final, valió la pena?

Creo que sí­. Porque se logró llevar adelante una campaña muy bien hecha, profesional y digna. En el fondo no alcanzamos el escaño.

¿Qué faltó?

Faltaron dos cosas. Una es la gallardí­a por parte de Venezuela. Uno espera que cuando un paí­s tiene una cierta ventaja tan importante sobre el otro decline y ellos no cancelaron.

La otra es que faltó un esfuerzo mayor en una región donde tenemos una debilidad muy clara con nuestros vecinos del Caribe. Lo intentamos, pero no fuimos lo suficientemente persuasivos.

¿Hay polarización en el Caribe?

No. El Caribe tiende a votar en bloque, son 14 votos. Nosotros tenemos el pasivo en el Caribe justo o injustamente por el diferendo con Belice.

A mí­ siempre me quedará la duda que si hubiéramos actuado con más diligencia y agresividad al principio en la campaña talvez habrí­a logrado el apoyo de esos paí­ses.

¿Por qué no se trabajó?

Sí­ se trabajó. Viajé desde enero y me quedé con la sensación en esa oportunidad que habí­a hecho un buen trabajo.

¿El Caribe fue la diferencia?

Sí­, porque son 14 votos. Nosotros estuvimos a 8 votos de entrar al Consejo. El Caribe marcó la diferencia.

¿Se debe capacitar más la diplomacia guatemalteca?

Demostramos que tenemos una diplomacia moderna, fue un logro haber avanzado. La primera vuelta le sacamos 25 votos de ventaja.

¿Pero se logró quitar la imagen que no éramos el candidato de Estados Unidos?

Un poco. Nunca del todo.

¿Qué podí­a ofrecer Guatemala a cambio del voto?

Lo único que podemos ofrecer es un trabajo profesional, serio y digno en el Consejo.

¿Para la futura postulación qué se debe hacer o mejorar?

Vamos a tratar de insistir en que nos dejen ser el candidato de consenso de Latinoamérica. Queremos un endoso de nuestro grupo y hoy sí­ que no lo merecemos. Esperamos que no se nos cruce otra Venezuela en el camino.

Nos apuntamos en la lista para el 2011. Si no hay obstáculos llegarí­amos por endoso, que es la manera más suave de llegar.

¿Por qué ahora sí­?

Porque dimos una lucha y demostramos que somos un paí­s respetable. Cualquiera que consiga el apoyo de 116 paí­ses demuestra cierta capacidad.

¿Latinoamérica quedó polarizada luego de esta competencia?

No como consecuencia de las votaciones, porque se buscó una salida muy digna. Panamá es aceptable a todos. Pero se demostró por este perí­odo que es una región dividida. Uno de los motivos del porqué optamos de bajarnos fue por la preocupación que no querí­amos ser la causa de aunar esas divisiones.

¿Qué dejó de positivo esta competencia?

Lo único es que ambos paí­ses llevaron a cabo una campaña de altura frente al contendiente.