Las joyas de la Regenta


Rosana Montoya, A-1 397908, rosana.montoya@yahoo.com

Depende quién las use, la realza o las opaca.  Este ha sido el caso de la administración gubernamental, que hoy por desventura nos gobierna.  Todo es falso, como la bisuterí­a, de obras realizadas durante el mandato, que ha dejado el Presidente, como fiel reflejo de su discapacidad a la posteridad histórica.  La deficiencia parlamentaria es miserable e incompetente, Los Ministerios en conjunto, ineficaces, los viceministros y asesores de todos los funcionarios públicos, lamentable, porque son elegidos por solidaridad con el partido, pero inexpertos como profesionales, en ese mismo rí­o, convergen todos los funcionarios gubernamentales, incluido el Presidente y su distinguida esposa, que se apoderó de las funciones de todo el Gobierno.  La falsedad del puesto, virtual que desempeña la esposa del Presidente, se ha extendido y extralimitado a todas las dependencias, en largos tentáculos, que acaparan en suma.  Es inconstitucional desde cualquier sitio que se observe y analice.  El punto es que vivimos ya en un estado populista, socialista, comunista, donde lo que prima es el discurso populachero, a pesar que todas estas palabras se las lleva el viento, porque son discursos repetidos a lo largo de siglos, sin resultado beneficioso, mas para quien ostenta el poder.  El gobierno gasta en propaganda para la próxima candidatura, de la Regenta nacional, más de lo que desearí­amos. Ya quisiéramos que ese presupuesto fuera invertido en el mismo pueblo, que tan urgido se encuentra con las deficiencias existentes en Salud, Educación y Seguridad. Todo el oro del mundo no alcanzarí­a para saciar las ansias de poder, que arrastran los ex comandantes guerrilleros, de la pasada confrontación armada, que no han querido o sabido dejar en el pasado, sus ansias de protagonismo.  Porque los comandantes del pasado guerrillero, se les está acabando el dinero, desde que firmaron hace 14 años la paz, han dejado de percibir, ayuda de los paí­ses europeos que financiaron la guerrilla.  Me gustarí­a enseñarles la mansión donde habita, Jorge Ismael Soto Garcí­a, alias, comandante Pablo Monsanto y ustedes juzgarán.  Veremos si la ley en contra del enriquecimiento ilí­cito, funciona en forma imparcial y sea encarcelado, dicho sujeto; porque el capital para construir dicha edificación no salió de su trabajo, menos heredado, sino de la sangre vendida y derramada contra sus hermanos, guerrilleros, militares, representantes de la iniciativa privada, en secuestros, asesinatos de periodistas, embajadores, y los indí­genas que hoy utiliza la Regenta, para su propaganda proselitista.