Las gotas de agua de lluvia, luego de formarse por coalescencia en las nubes, se deforman y estallan por separado al contacto con el aire durante su caída, descubrieron científicos franceses que publican sus trabajos en la revista especializada Nature Physics.
«La teoría vigente es que las gotas de agua que se escapan de las nubes, cuando llueve, se fusionan con sus vecinas y a través de este proceso se construye el conjunto de la distribución de los tamaños», explicó Emmanuel Villermaux, investigador de la universidad de Aix-Marseille (sur) y uno de los dos autores del estudio.
«Este proceso de coalescencia es en efecto el responsable de la formación de la lluvia en las nubes, pero demostramos que no es en ningún caso el que está en juego para comprender el estado de la lluvia cuando toca el suelo», continuó el investigador.
«Cada gota se rompe sola, independientemente de sus vecinas, en su camino hacia el suelo», afirma Villermaux que hizo la demostración con su colega Benjamin Bossa, del Instituto Universitario de Francia.
Al caer, las gotas empiezan a achatarse hasta obtener una forma plana y redondeada. Luego se le forma una bolsa en la parte de atrás y estalla en una multitud de gotitas de diferentes tamaños, constataron los dos investigadores que utilizaron una cámara capaz de filmar el proceso de atomización que sólo dura unos milisegundos.
Al llegar al suelo, las gotas más numerosas son las más finas y las menos numerosas las más grandes.
Un proceso de atomización similar ya había descrito en los años 1950 en Estados Unidos el comportamiento de las gotas de fueloil en los cilindros de combustión de motores de autos, recuerda Villermaux.
La distribución desigual del tamaño de las gotas de agua fue descrito en 1904, pero los científicos de la época no pudieron explicar el fenómeno por no tener los medios de observación necesarios para ello.
El conocimiento del proceso de atomización de agua y de los líquidos en general tiene implicancias tecnológicas importantes.
«Conocer la distribución de los tamaños de las gotas puede ser muy importante, por ejemplo para el esparcimiento de un pesticida en un campo. Con los conductos actuales, sólo un poco de viento es suficiente para que la mitad del pesticida termine en el campo vecino», señaló Villermaux.