Como me suele ocurrir, inicialmente, cuando recibí la invitación de parte de Raúl Figueroa Sartí, de F&G Editores, optimistamente tomé la decisión de asistir al acto de entrega del libro «La Flores»; pero, como también me ocurre a menudo, a última hora me agarró desprevenido el complejo de arisco que súbitamente me aparece en el momento menos pensado, de manera que ya no acudí a la cita con Denise Phé Funchal, autora del libro, a quien no conozco personalmente, de manera que mi ausencia le ha de haber pasado inadvertida. Para la falta que hago.
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Sin embargo, eso no impidió que me sumergiera en la lectura de esa corta novela, con el propósito de encontrar deleite estético y para escribir un intento de reseña del libro. Y así fue; pero, para mi mala fortuna, cuando había terminado de redactar la nota encomiástica uno de mis dedos tocó una tecla del ordenador, que no era la indicada, y ante mis incrédulos ojos el artículo desapareció de la pantalla. Así, de la nada para la nada.
Como ya había llamado al joven y entusiasta periodista Mario Cordero, encargado del Suplemento Cultural, de La Hora, para anunciarle que tendría mi colaboración de esta semana, volví a tomar el teléfono avisarle al también Jefe de Redacción de este diario, que siempre no, por el motivo antes dicho.
Sin embargo, Mario me persuadió a pergeñar unas notas en homenaje a la joven escritora guatemalteca, cuya novela tiene como trama los preparativos de una boda no anhelada, y ni siquiera conocida de antemano, por una jovencita que se ve obligada a las exigencias de sus padres a contraer un matrimonio de conveniencia, a fin de saldar algunas cuentas y satisfacer el chantaje de un obeso hombre devenido en pretendiente.
Las circunstancias de la obra mueven a pensar que los sucesos ocurren en una ciudad latinoamericana, que bien o mal podría ser la capital de Guatemala, y que transcurren a finales del siglo XIX y principio del siglo pasado, en medio de una sociedad cuya pequeña y mediana burguesías se debate entre una moral ficticia y una realidad farasaica en términos morales y religiosos.
En virtud de su profesión, Denise Phé-Funchal tiene la capacidad de adentrarse en la intimidad de sus personajes, recreando sus hábitos, conductas, ambiciones y costumbres regidas por un falso catolicismo, que induce a uno de los protagonistas a cambiar sin escrúpulo alguno las virtudes por las maldades personales y de su comunidad religiosa, incluyendo una desbordada y pegajosa lascivia.
La trama se va desenvolviendo sigilosamente, de igual manera como casi de manera abrupta llega a su final, dejando para la imaginación del lector algunos pasajes concluyentes no escritos, pero sí imaginables.
Como se lee en la contraportada del libro, que fue entregado a su autora el pasado martes a partir de las 18.30 horas en la librería Sophos, calles y paredes de casas y un templo son los cómplices del transcurso pausado de la vida, de los secretos, los pecados, deseos y remordimientos de los habitantes de una pequeña ciudad de América Latina.
Se trata de una historia que mezcla religión, frustración, equívocos, silencios y lujuria, en un marco intrascendente en el que las apariencias pesan más que los remordimientos; en tanto que las imposiciones sociales convierten a las personas en sujetos aislados, en los que el dolor y la desesperación conducen a la propia angustia, en aras de un deber pésimamente mal entendido.
Denise nació en la ciudad capital guatemalteca en 1975, el 11 de febrero, para ser más preciso e indiscreto, y creció en un hogar rodeada de libros, arte y erudición paterna, de ascendencia griega, de suerte que en ese ambiente le era fácil acomodarse a las distintas ramas culturales.
Su formación como socióloga especializada en teoría del género y su interés en la sociología de la religión, le permiten conocer a profundidad el psique de sus personajes de una forma diferente, a la vez que le brinda al lector un nuevo cariz de las relaciones que los humanos sostenemos con nosotros mismos y con nuestra sexualidad.
«Las Flores» es la primera novela de Denise Phé-Funchal, y como se infiere de la lectura del primer párrafo de estos apuntes, la obra fue publicada por F&G Editores, bajo la atenta dirección de Raúl Figueroa Sarti, uno de los editores más comprometidos con la bibliografía guatemalteca.