Las flores del mal


El 25 de junio de 1857, Charles Baudelaire (1821-1867) publicó en primera edición su poemario «Las flores del mal», el cual se constituirí­a, más adelante, en uno de los libros que más influirí­a en la poesí­a de vanguardia e, incluso, en la actual.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

«Las flores del mal» es un extenso poemario que buscaba huir de las exaltaciones a la belleza clásica; es decir, se alejaba del canon de la armoní­a, la verdad, la pureza, y de todo lo que era clasificado como bello.

Desde su propio tí­tulo, se observa la intención del autor de exaltar lo contrario: la maldad y sus frutos. La idea no era novedosa, pues Quevedo (1580-1645) y Góngora (1561-1627) ya habí­an exaltado la estética de lo feo durante el Siglo de Oro español.

El número de poemas se ha ido modificando, entre las censuras y los nuevos poemas de las continuas ediciones. El poemario, hoy dí­a, está compuesto por más de 150 poemas.

Génesis

Para los poetas vanguardistas, «Las flores del mal» fue el despertar a las posibilidades del verso libre, de los simbolismos oscuros y de la musicalidad. Sin embargo, la influencia de Baudelaire ha continuado, incluso perdiéndose en la memoria de los nuevos poetas sus aportes.

En primer lugar, habrí­a que decir que «Las flores del mal» es como una versión en poesí­a de la «Divina Comedia» () de Dante Alighieri (1265-1321), pues, como el «Infierno» de la obra renacentista, Baudelaire va encontrándose a todos los vicios y pecados del mundo.

Según cuenta la leyenda, «Las flores del mal» quiso ser un sumario de los pecados capitales, pero en el transcurso el autor fue modificando su idea. Terminó exaltando lo feo, lo oscuro, lo vicioso, lo detestable, y tantos otros adjetivos que son muchas veces clasificados como «malos».

Influencias

Entre algunas influencias que Baudelaire, y especí­ficamente «Las flores del mal» tienen para la poesí­a actual, se citan las siguientes:

?Unidad del poemario: la mayorí­a de obras poéticas, hasta 1857, eran simples recopilaciones de poemas escritos hasta ese momento por determinado autor. Baudelaire quiso darle una unidad temática a todo el poemario; incluso, hay quienes indican que la numeración con la que están dispuestos los poemas de esta obra tienen relación con fenómenos de la numerologí­a. Por eso, de ahí­ en adelante, es más habitual esta unidad temática en los poemarios.

?Exaltación de lo feo: aunque no fue el primero, Baudelaire es el más imitado en este sentido. La belleza clásica, armoniosa y decorosa, parece perder sentido en nuestros dí­as, por lo que es más propio bajar a los suburbios, y exaltar las deformaciones, la maldad, la pobreza, etc.

?Spleen e ideal: así­ es el tí­tulo de una de las partes de «Las flores del mal». Esplí­n significa la frustración por la realidad; serí­a exactamente lo contrario de lo ideal. Baudelaire fue el primero en contrastar estos dos conceptos (spleen procede del francés; probablemente en español no haya una traducción directa). Sin embargo, muchos autores, iniciando en el decadentismo de fines del siglo XIX, pasando por las vanguardias y la poesí­a posmoderna, prefieren exaltar sólo el spleen, ante la imposibilidad de alcanzar las utopí­as o el ideal.

?Erotismo: aunque haya obras más eróticas que éstas, no era común en la poesí­a de ese entonces que se expresara un encendido erotismo. Actualmente, se han roto las inhibiciones para ello.

?La ciudad detestable: una de las partes de «Las flores del mal» muestra a Parí­s, ciudad de Baudelaire, como un lugar sucio y feo. Hoy dí­a, las ciudades, especialmente las natales de los poetas, son vistas de la misma manera, pues el deseo que se tuvo de encontrar la belleza en lo urbano, no ha llegado aún a concretarse (salvo excepciones, por supuesto).

Podrí­a notarse paralelismos en los dos poemas siguientes, uno de Baudelaire y otro de Javier Payeras (1974), poeta guatemalteco, para observar la influencia del primero en la literatura actual. (http://diarioparanoico.blogspot.com/)

Veré la primavera, el otoño, el estí­o;

y al llegar el invierno de monótonas nieves

cerraré en todas partes persianas y postigos

para lanzar en la noche mis mágicos palacios.

Entonces soñaré azules horizontes,

jardines, surtidores en pilas de alabastro,

pájaros que cantan mañana y noche, besos,

y todo lo infantil que nos trae el Idilio.

El Motí­n, golpeando en vano mis cristales,

no me hará levantar la frente de la mesa;

pues estaré hundido en el puro deleite

de con mi voluntad crear la Primavera,

de arrancar un sol de mi pecho y de hacer

una atmósfera tibia, con mis ardientes sueños.

Charles Baudelaire

Las flores del mal

Saldré, veré la luz y les creeré a todos ellos;

seré de nuevo la costumbre y la estrategia,

el mundo, la calle, el anónimo siervo de

mis bienes, el eterno proceso del futuro,

el opaco cuerpo oscuro y simbólico

donde habitan la esperanza y el suicidio.

¿Cuánto durará la eternidad que imagino?

Poco más que esta noche vestida de tinieblas,

acaso lo que dura un sueño dentro del sueño

donde ni la vida ni la muerte se interrumpen.

Javier Payeras

Soledadbrother (2003)