El periodista Andrés Oppenheimer comentaba en el programa de Carmen Aristegui, de CNN, un punto de vista que en una de sus partes compartimos y que hice público en mi columna de La Hora dos semanas atrás. Oppenheimer señalaba que aquellos que condenaron prematuramente y a rajatablas la «destitución» de Zelaya en Honduras, no señalaron ni condenaron la violación a la Constitución que el mismo Zelaya propició para reelegirse, a pesar de los señalamientos en contra del Tribunal Supremo de Elecciones. Decía Oppenheimer que él no estaba de acuerdo con el golpe de Estado -yo lo llamo destitución-, pero para evitar en el futuro situaciones similares en otros países es necesario mantenerse vigilantes de la actitud y condenar los excesos y los abusos de los gobernantes. Por cierto en programas anteriores la periodista Aristegui a mi criterio, había actuado igual que CNN con una actitud parcial a favor de Zelaya -cosa que parecen haber ido rectificando- y poco o nada habían dicho señalando las causas que obligaron al Congreso y a la Corte Suprema de Justicia a la destitución del gobernante, al llamar al Ejército como el instrumento en resguardo de la Constitución.
Escribía recientemente que la mayoría de los autócratas encabezados por el presidente de Venezuela Hugo Chávez que hoy condena al Gobierno de Micheletti, fueron en su momento conspiradores. Decía también que si los participantes en una conspiración triunfan se les llama patriotas o héroes, pero si fracasan son llamados golpistas tanto por sus rivales como por aquellos que medran del Gobierno derrocado.
Merece un especial elogio por su claridad de juicio y su valor la actitud del Arzobispo de Tegucigalpa, actitud ahora reforzada por la Conferencia Episcopal de ese País refiriéndose a la Soberanía y cuya declaración en una de sus partes dice: «A la Organización de los Estados Americanos pedimos que preste atención a todo lo que venía ocurriendo fuera de la legalidad en Honduras y no solamente a lo sucedido a partir del 28 de junio recién pasado. También el pueblo hondureño se pregunta porqué no han condenado las amenazas bélicas contra nuestro País… A la Comunidad Internacional le manifestamos el derecho que tenemos de definir nuestro propio destino, sin presiones unilaterales de cualquier tipo, buscando soluciones que promuevan el bien de todos?La situación actual puede servirnos para edificar un nuevo camino, una nueva Honduras».
La actitud de la Casa Blanca creo que ha sido equivocada retirando la visa a los miembros del Gobierno legitimado de Honduras aun cuando bajo de agua, apoya una fórmula planteada por el presidente Arias de Costa Rica, la cual a mi criterio podría ser ligeramente modificada tomando en cuenta que el presidente Micheletti ha estado de acuerdo en renunciar para ser sustituido por quien el Congreso designe, dejando claro que en ningún momento se aceptaría la vuelta de Zelaya. Por último lo que está a la vista es que la intervención del Secretario Insulza conduciendo a la OEA, ha sido completamente inoperante por su parcialidad y escasa propuesta. A propósito me divirtió ver una oportuna caricatura de uno de los matutinos, en donde Zelaya se dirige a quienes celebran la I Convención Latinoamericana de Payasos pidiendo su apoyo y uno de éstos dice: «Otro que nos confunde con la OEA». Digno de la Convención Latino Americana de Payasos fue lo protagonizado por Zelaya, bien resguardado de este lado de la frontera mientras teléfono en mano anunciaba que estaba allí regresando a su país. Lo cierto es que de todo este affaire, un perdedor pienso que fue el presidente Felipe Calderón quien si no hubiera actuado con precipitación podría haber sido el abanderado de la Región en la búsqueda de una solución justa.
Volviendo a quienes deciden muchas veces por el resto de países y algunas veces se hacen los desentendidos, leía hace unas noches cómo John F. Kennedy en 1963, tenido como el portaestandarte de los demócratas del mundo, decidió que el Presidente de Vietnam del Sur Ngo Dinh Diem, un miembro de la minoría católica y una creación del Departamento de Estado, debería ser derrocado. La razón fue la inminente expulsión de los asesores militares de Vietnam, sumado a que en una mañana de junio de 1963 un Monje budista sentado en posición de loto, se roció de gasolina y se prendió fuego en una esquina de Saigón ante el horror de millones de televidentes en los Estados Unidos; antes el monje había distribuido una declaración a la Prensa en donde señalaba la intolerancia a la libertad de cultos del presidente Diem apoyado por La Casa Blanca. Luego, después de este hecho las fuerzas especiales de Diem incendiaron la mayoría de templos budistas en el país
Los asistentes del Presidente que querían salir de Diem vieron la oportunidad y asediaron a Kennedy, quien dio la orden, un contra de la opinión de su Secretario de Estado Dean Rusk y del Secretario de Defensa Robert McNamara, y así el 24 de agosto en un cable dirigido a su Embajador en Vietnam Henry Cabott Lodge, en un párrafo le indicaba:? «Usted puede entender que nosotros no podemos desde Washington dar detalladas instrucciones cómo esta operación debe realizarse». El 1º de noviembre Diem y su hermano fueron capturados por el Ejército y el general Duong Vang Ninh líder del golpe preguntó a la CIA qué hacer pensando exiliarlo, la CIA ordenó aguardar 24 horas pero Ninh decidió no esperar y fueron ejecutados. Cuando Kennedy fue informado y se mostró profundamente afectado por el asesinato, su Asistente Militar el general Maxwell Taylor comentó: Qué podría él esperar después de haberlo ordenado.