Las extralimitaciones de Emetra contra modestos taxistas


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Se está haciendo famosa, negativamente, la empresa municipal Emetra de este distrito central, en razón de sus constantes desafueros cometidos.

Las decisiones que toma ese ente empresarial edilicio demuestran sus arbitrariedades e injusticias, pero hasta hoy no se le ha frenado en tal sentido.

Marco Tulio Trejo Paiz


En uno de los más recientes comentarios que vertimos a través de esta columna de La Hora, nos referimos al penoso caso del taxista Walter Huezo, quien por poco pierde la vida a consecuencia del gravísimo accidente de tránsito que sufrió al ser embestido por un picop en el  vehículo que manejaba en la calzada Roosevelt de la localidad. Al impacto le estalló el hígado, le fracturó varias costillas y un brazo; quedó inconsciente, fue hospitalizado varias semanas y aún no ha podido trabajar.

Por su delicado estado de salud, el señor Huezo no pudo recoger la tarjeta respectiva en Emetra, donde por dicho motivo se le impuso la multa de Q1,000.00. Promovió gestiones pertinentes ante el  ente municipal sin que se le haya atendido; únicamente le indicaron que previamente tenía que llenar unos requisitos para resolver su situación, y esa solución fue totalmente desfavorable. ¡Qué injusticia!

Pero centremos nuestro comentario con referencia a otros casos que ponen de manifiesto, al desnudo, lo que hace Emetra a sabor y antojo y a ciencia y paciencia de los mencionados trabajadores del volante, o sean todos los taxistas que no protestan a tono con las circunstancias…  

Si no hacen efectivo el pago de Q80.00 dentro de los diez días siguientes al mes al que corresponde el arbitrio, Emetra se despacha con la cuchara grande de sus desafueros imponiendo la “friolera” de multa de Q12,000.00, ¡Qué fácil es acogotar a la gente que trabaja de sol a sol, incluso de noche hasta el agotamiento! Como si estuvieran rebalsando de billetes sus talegos…  En cambio, el papá Estado recarga sólo un razonable porcentaje al monto del impuesto.

Ahora bien, a solicitud de los desplumados taxistas, Emetra hace una “justa” concesión: rebaja de Q12,000.00 a la “bicoca” de Q2,000.00 la multa impuesta al laborante del servicio de transporte sobre ruedas y, si no cae muerto con la “insignificante” multa, corre el riesgo de que no se le renueve la licencia, lo cual viene siendo como cercenarle las manos y, consiguientemente, como condenarlo a morirse de hambre… ¿Qué dice tu corazón, Juan Pueblo? ¿Sigues siendo aguantador ante lo que ocurre?

Es más, cada año, los taxistas deben llevar a revisión, en determinada fecha, las cacharpas y… ¡ay de aquel que no lo haga, pues le amargan la vida con otra multa de Q2,000.00, sin opción a pedir rebaja; mas, sí, a que abulten la sanción con intereses! ¿Qué tal? Eso viene siendo como llover sobre mojado, y en pleno verano…

Como se comprende, todo lo que hace a sus antojos Emetra en perjuicio de quienes tienen que relacionarse por fas o por nefas con el ente famoso, las barrabasadas las posibilitan las gracias y las desgracias de la irrestricta autonomía municipal que es utilizada, no siempre, para resolver los ingentes problemas que se suscitan en los lugares jurisdiccionales.

En el caso de nuestra metrópoli, lo conveniente y procedente es solicitar al alcalde, don Álvaro Arzú, que ordene una revisión exhaustiva, a conciencia, de las disposiciones emitidas con dedicatoria, en especial, a los hombres que se ganan la vida trabajando al volante durante largas jornadas con automotores del transporte colectivo, incluido el de los taxis, a fin de que cesen ya las arbitrariedades e injusticias que han sido objeto de estos comentarios  ¡Y…,  para luego, es tarde!