Las cuentas del “Gran Capitán”


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Cuando de patojos necesitábamos algunos centavos para poder sacar de paseo o llevar al cine a la novia, preparábamos todo un embrollo de cuentas a nuestros papás y eso que por aquella época el agua gaseosa costaba 5, una mixta 7 y la entrada al cine de las matinés de los sábados 40 lenes. Ahora, cuando veo a nuestros funcionarios armando oportunidades para hacer buenos y jugosos negocios me hacen recordar pasados tiempos, aunque los montos sean totalmente dispares, pues no se habla de otra cosa que no sea de cientos o de miles de millones de quetzales con tal desparpajo, que por largo tiempo nos dejan con la boca abierta.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


No hace mucho en Quetzaltenango se hablaba hasta por los codos de poder realizar los Juegos Centroamericanos y del Caribe para el año 2018 asegurando que traería tal cantidad de beneficios que hacer los Juegos Olímpicos resultaba ser una babucha para cualquier país mucho más desarrollado que el nuestro. Como hace rato que dejé de creer en Santa Claus, la primera pregunta que entonces se me vino a la mente fue ¿por qué no invertir más de dos mil millones de quetzales en hacer toda una ciudad hospitalaria para que la bella Xelajú se transformara en el receptáculo de pacientes de todo el occidente del país y no que por fuerza tengan que venir al Roosevelt o al San Juan de Dios y en el peor de los casos se mueran por falta de dichos servicios asistenciales? ¿Esto último, no es prioritario para la población, aunque no dudo en la certeza del refrán de que no solo de pan vive el hombre?

No me cabe ninguna duda que la mente humana es capaz de hacer maravillas cuando de dinero se trata. Lo traigo a cuenta porque  lo que antes se aseguraba costaría Q2 mil 100 millones, ahora, como por arte de magia,  drásticamente se redujo a Q800 millones no “tan con chan” como al principio, sino a través de 5 largos años, en cuyo monto ya se cuenta con el aporte del sector privado y gubernamental. ¿Maravilloso verdad? Ojalá los guatemaltecos pudiéramos ver tal calidad de diligencia, creatividad o magia al estilo de Mandrake cuando se trata de construir escuelas, caminos o para desarrollar programas de seguridad ciudadana. Usted amable lector se habrá percatado que todos estos números y proyectos del “Gran Capitán” no nos cuentan con lujo de detalles qué, cómo, cuándo y por qué nos vamos a meter en otro gran hoyo, cuando hay carencias y necesidades que debieran ser atendidas prioritariamente en nuestro país.