Las contradicciones de las élites y las limitaciones de los gobernantes


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Mis buenos amigos Edelberto Torres-Rivas y Edgar Gutiérrez han escrito interesantes y profundos artículos en relación con las élites y me gustaría aportar algunas reflexiones adicionales a sus notas. Sin duda las élites siguen pasando por serias contradicciones principalmente en su visión con respecto al país y su desarrollo. Las élites económicas desafortunadamente no han planteado un ligero cambio en su pensamiento desde muchas décadas atrás.

Juan José Narciso Chúa


Aún aquellos representantes de dichas élites que han salido a formarse al exterior, siguen repitiendo casi doctrinariamente lo que sus bisabuelos, abuelos y padres han dicho de su papel en el desarrollo de la sociedad, pero éste no es el problema, el punto es que dicho comportamiento evidencia una postura rígida y limitada en su contenido, sin permitirse pensar en que el mundo cambió y la sociedad también sufrió grandes cambios y por lo tanto se requiere de una plataforma de pensamiento distinta, principalmente, si no se logra visualizar las enormes condiciones de desigualdad y las condiciones de conflictividad que se siguen acrecentando en el país, amén que el modelo económico, aunque ha sido positivo, no ha sido suficiente para generar valores agregados en el resto de la sociedad que sigue descansando en enormes limitaciones en sus condiciones de vida.  El rol de las élites debe ser más serio, debe despojarse de las trampas ideológicas que todavía hoy sustentan, para analizar con profundidad que el mantener el control del Estado, de sus instituciones y de los gobernantes para mantener sus privilegios de antaño, únicamente les ha generado prebendas, pero que se requiere de un papel más estratégico, más visionario, más técnico.  El discurso se agotó y lo que han conseguido es “construir” un Estado maltrecho, gobiernos que se mueven errática y aleatoriamente en función de las demandas que les imponen las élites y han pasado a jugar un papel secundario, pues el ejercicio de gobierno ya no es el propósito, ni mucho menos el resultado que se busca, sino los han convertido en auténticos guardianes de un sistema que muestra señales evidentes de agotamiento.  Hoy el papel de las élites debe ser distinto, ya no basta con mantener el control político del Estado, pues ha terminado en gobernantes corruptos, cínicos e irresponsables con la sociedad, pero con ello se han magnificado las tensiones y las brechas de desigualdad dentro del conglomerado social.
En el caso de los gobernantes, la actuación del régimen actual ha demostrado con extremada crudeza, que ya no cuentan con capacidad de maniobra para pensar la sociedad, la verdad no les interesa, únicamente subsisten por el apoyo de las élites quienes les han permitido enriquecerse ilícitamente, con la condición de no cambiar el estado de cosas.  Los funcionarios piensan en quedarse en el espacio político y en el poder solamente con una visión rentista, seguir acumulando fortunas y abandonando la gestión estratégica y la búsqueda de alterar mínimamente las relaciones sociales y políticas, puesto que en lo económico han sido consistentes, pero los resultados, aun así, son pobres, las tasas de crecimiento no sólo son limitadas sino poco sirven para generar condiciones de mayor equidad en la población y el gasto público no ha buscado convertirse en un verdadero instrumento de redistribución, sino un crucigrama de negocios y corrupción.

La muestra talvez más evidente de un proceso permanente de cooptación y corrupción se da en el Congreso de la República, en donde los diputados han pasado a formar un equipo de mercaderes que se venden al mejor postor y saben que manipulando leyes –aprobándolas, rechazándolas o empantanándolas–, las rentas llegarán de cualquier forma y esa comodidad se busca hacerla permanente y hasta hereditaria, dejando de lado la legislación que apunte a reformas serias para el futuro de la sociedad y su bienestar.

Ojalá las élites reflexionen que su postura ha hecho mucho daño al país y que por ello requieren de nuevo liderazgo y de nuevo pensamiento, ha habido aciertos sin duda, pero los yerros son profundos y sistemáticos.  Únicamente en este esfuerzo podremos pensar que variará dramáticamente la postura de los gobernantes, lo que hemos tenido hasta ahora, ha sido muy cuestionable y seriamente irresponsable.  Como dije el mundo y nuestra sociedad cambiaron, hoy les toca asumir un reto de largo aliento y de suma dificultad para emprenderlo, pero resulta imprescindible.