Las comisiones son la ansiada panacea


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En Guatemala no hay problema que no se pueda resolver, o, por lo menos, que no se haga el intento de solucionarlo en forma expedita y satisfactoria, sobre todo para calmar los ánimos de los grupos contestatarios del país mientras pasa la tormenta desatada por un leve incidente o a causa de decisiones impopulares, arbitrarias, ilegales, ilícitas o inmorales de cualquier autoridad del Estado, si es que el conflicto no fue provocado por algún grupo delincuencial, que casi vienen siendo lo mismo, sólo que son diferentes los actores, la escala socioeconómica de éstos, la posición que ocupan en el conglomerado nacional o el poder burocrático o clandestino que ostenten o usurpen.

Eduardo Villatoro


Únicamente si usted no escucha noticieros y noticiarios o no lee diarios impresos y no conversa con sus vecinos de al lado o de enfrente, sus compañeros de trabajo o de estudios, sus fieles camaradas de los viernes por las noches y que a veces se extienden hasta la tarde de los domingos en determinados establecimientos en los cuales suelen expender bebidas espirituosas y hasta le proporcionan guapas edecanes de piernas sueltas, o simplemente no le presta atención a su amada cónyuge, no se ha percatado de la celeridad de altas autoridades del Organismo Ejecutivo, de hábiles dirigentes de no menos eficientes partidos políticos, de estirados integrantes de la Junta Directiva del Honorable y entacuchados miembros de las bancadas parlamentarias y hasta líderes empresariales y descamisados dirigentes sindicales, sin faltar austeros jueces y magistrados y funcionarios de instituciones autónomas que sin asomo de parsimonia declaran que el caso que les atañe se abordará con la premura necesaria a fin de aclarar aspectos oscuros del asunto que les compete encarar, mediante la creación de una comisión,
 
Está el cruel caso del infeliz joven aficionado a un conjunto de fútbol que fue ultimado por un salvaje grupo de seguidores de otro conjunto de la misma disciplina deportiva, y que soliviantó los ánimos, generalmente tranquilos y pasmados de los capitalinos. De inmediato, diputados del Honorable dispusieron integrar una comisión que investigara el crimen, para proseguir con el ritual característico de las tradiciones chapinas, en cuanto a instituir comisiones para indeterminado asunto.
 
Un claro ejemplo es la designación o elección de los titulares de la Corte de Constitucionalidad, Corte Suprema de Justicia, Tribunal Supremo Electoral y la Fiscalía General y otros cargos más. La salida que se encontró fue crear Comisiones de Postulación, para examinar a los candidatos, pero se descuidó la faceta de  no establecer una Comisión de Fiscalización de los miembros que calificaron a los postulantes aludidos.
 
Podría abundar en la instalación de otras múltiples comisiones; pero quien quita una comisión específica se encargue de escrutar si estoy violando la Ley de Emisión del Pensamiento, por cínico e irreverente.

 (El iconoclasta Romualdo Tishudo me dice: Si el Creador no hubiera querido salvar a la humanidad, en vez de enviar a su hijo Jesús, habría designado una comisión de teólogos).