Las adopciones, deterioro del idioma


Así­ como a veces los padres se esfuerzan por no querer al hijo adoptivo más que al natural, se debe realizar un esfuerzo por considerar que las palabras extranjeras son solamente invitadas, que no forman parte de la familia (excepto, claro está, cuando no se dispone del vocablo correspondiente; en este caso se puede legalizar la adopción).


Así­, se poseen anglicismos, galicismos, extranjerismos (en general barbarismos en realidad, con su sentido original, ya que en el pasado todo lo extranjero se consideraba bárbaro) que casi todos pueden evitarse gracias a la inmensa riqueza del español, desaprovechada sólo por la frivolidad de lucir «chic», mejor dicho extravagantes, cosmopolitas. Es más meritorio ser auténticos, conocer a fondo el idioma y hacer gala de él en todo momento.

Tomado de esp.mexico.com.