Un cohete privado envió con éxito una cápsula de carga hacia la Estación Espacial Internacional en la primera entrega de su tipo para la NASA, pero no pudo cumplir con su segunda tarea: poner un satélite comercial en la órbita correcta.
Uno de los nueve motores del cohete Falcon 9 de la compañía Space X falló el domingo 79 segundos después de su lanzamiento debido a una pérdida de presión. El motor no explotó, pero ocurrió una serie de acontecimientos que significaron que el satélite privado de otra empresa no quedara en el lugar que se buscaba.
La misión principal del lanzamiento del Falcon —la entrega de media tonelada de suministros científicos y de alimentos hacia la estación espacial— todavía marchaba en orden ayer. El acoplamiento de la cápsula de carga Dragon a la base orbital sigue programado para mañana. SpaceX dijo ayer que la computadora de vuelo de la nave calculó una nueva ruta de acceso a la estación para la cápsula. Es el primero de una decena de viajes de suministro que se ejecutan bajo un contrato multimillonario con la NASA.
«Falcon 9 hizo exactamente para lo que fue diseñado», dijo la californiana SpaceX. «Al igual que el Saturno V, que experimentó pérdidas de motor en dos vuelos, el Falcon 9 está diseñado para lidiar con una situación sin un motor y aun así completar su misión».
Pero no su misión completa.
El plan original era que el Falcon activara sus motores de segunda etapa después de separarse de la cápsula Dragon y luego desplegara en órbita un satélite de comunicaciones industrial de Orbcomm.
Debido a que esta es una nueva nave de reabastecimiento para la estación espacial, la NASA y sus socios internacionales han establecido normas de seguridad para el Falcon, a pesar de que el fallo del motor ocurrió muy lejos de la estación. Esas reglas evitaron que SpaceX encendiera sus motores de segunda etapa, dijo Orbcomm en un comunicado.
El satélite está en una órbita más baja y los ingenieros tratan de encontrar una manera de aprovecharlo, añadió Orbcomm.
Este fue el primero de los 18 satélites que SpaceX debía desplegar, según el contrato con Orbcomm. Los satélites ayudan en la comunicación de dos vías para que las empresas rastreen su equipo pesado en todo el mundo. La compañía no respondió a las preguntas sobre el costo del satélite ni de los servicios de lanzamiento.
El astrónomo de la Universidad de Harvard, Jonathan McDowell, quien rastrea lanzamientos en todo el mundo, se dio cuenta del problema horas antes de que cualquiera de las empresas reconociera que el satélite se encontraba en la órbita equivocada. A pesar de que SpaceX se felicitó tras el lanzamiento, McDowell dijo: «No podemos decir que fue un lanzamiento perfecto».