Langsdorff, capitán del Graf Spee, al banquillo sobre las tablas


Imagen del buque alemán Graf Spee, el cual se hundió en el Rí­o de la Plata en 1939 y que ha servido de motivo para una obra de teatro. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Una obra de teatro estrenada en Montevideo y que será llevada a Buenos Aires y Gran Bretaña coloca en el banquillo a Hans Langsdorff, capitán del «acorazado de bolsillo» alemán Graf Spee, al que hundió en el Rí­o de la Plata en 1939, tras quedar atrapado en la capital uruguaya.


La obra «El drama del Graf Spee», interpretada en inglés por actores británicos, escrita y dirigida por el ex diplomático y poeta inglés Jonathan Lamb, representa un juicio contra Langsdorff en el que el capitán es condenado a muerte.

«Hay un juicio histórico» a Langsdorff, dijo a la AFP Lamb, cuya obra será puesta en escena el viernes y sábado próximos en el British Art Center de Buenos Aires.

Luego la llevará a Londres o al Festival de Edimburgo, en tanto inició gestiones para ofrecer la pieza a la BBC, en ocasión de los 70 años de la «Batalla del Rí­o de la Plata», uno de los primeros enfrentamientos navales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que protagonizó el Graf Spee junto a los cruceros británicos Exeter y Ajax, y el neozelandés Achilles.

«En la obra está el juicio y una mezcla de flashbacks en los que Langsdorff cuenta su vida, su viaje en el Graf Spee», dice Lamb, quien desde hace cuatro años reside en Montevideo.

Langsdorff, un «héroe trágico» que destaca por «su sentido del honor», es interpretado por Robert Ashton, mientras el juez es personificado por Robert Rowe y el fiscal por Andrew Wall.

Además, para los flashbacks, Lamb trajo las voces de otros tres actores, entre ellas la de Imelda Staunton, la actriz británica que encarnó a Dolores Umbridge en «Harry Potter y la Orden del Fénix».

El Graf Spee se enfrentó con el Exeter, el Achilles y el Ajax en la madrugada del 13 de diciembre de 1939, unos 370 km al este de la costa de Montevideo.

Averiado, el Exeter se retiró rumbo a las Islas Malvinas. Pero el Ajax, también dañado, y el Achilles, cañonearon y torpedearon al buque alemán antes de alejarse, causándole daños y 37 muertos.

Langsdorff, herido, decidió ir a Montevideo para reparar el buque. El gobierno uruguayo le dio un plazo de 72 horas, que vencí­an a las 20H00 del domingo 17.

Mientras el Graf Spee era reparado con el auxilio del buque mercante alemán Tacoma (requisado por Uruguay en 1942, y convertido en cárcel desde 1973 hasta principios de los 80), Langsdorff enterró a sus muertos.

Tras una trama diplomática con filtración de información falsa urdida por el embajador británico Eugen Millington Drake, los alemanes se creyeron acechados por una poderosa flota británica y temieron por la captura del Graf Spee.

En la tarde del domingo 17, decenas de miles de montevideanos se aglomeraron en el puerto y en la rambla de Montevideo para presenciar lo que creí­an serí­a una batalla naval.

Pero los tripulantes del Graf Spee desembarcaron o se subieron al Tacoma, que lo habí­a escoltado hasta apenas pasado el lí­mite internacional de tres millas (5,5 km), donde viró al oeste y echó anclas entre el Cerro de Montevideo y punta Yeguas.

Mientras el sol se poní­a en el horizonte, una detonación de explosivos colocados por orden de Langsdorff inmolaron al Graf Spee, que ardió durante tres dí­as.

Los tripulantes viajaron a Buenos Aires y en la noche del 19 al 20 de diciembre, Langsdorff, detenido en una dependencia naval bonaerense, se envolvió en la bandera de la Kriegsmarine y se pegó un tiro.

Dejó una nota para el embajador alemán: «Después de una larga lucha con mi conciencia he llegado a la grave decisión de hundir (el Graf Spee) para impedir que caiga en manos enemigas. Estoy convencido de que, dadas las circunstancias, esta decisión es la única posible, después de haber llevado a mi buque hasta la trampa de Montevideo».