La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, acudió hoy a un tribunal de París en relación con su cometido en un pago de 400 millones de euros (520 millones de dólares) a un polémico industrial cuando era ministra de Hacienda.
La audiencia podría dejar en entredicho la reputación de Lagarde y Francia. El pago fue realizado al empresario Bernard Tapie dentro de un proceso privado de adquisición para zanjar una disputa con el banco estatal Credit Lyonnais por la malograda venta de la firma Adidas en la década de 1990. Muchos franceses lo consideran un ejemplo de las cómodas relaciones entre las grandes fortunas y el poder en el país.
Lagarde fue ensalzada por sus dotes negociadoras como directora gerente del FMI en la crisis de la deuda soberana europea. Su decisión de someter a un arbitraje privado la disputa de Adidas en lugar de los tribunales de justicia fue muy criticada, y la legislatura francesa pidió al poder judicial que investigara el caso.
Lagarde, que sonrió a los periodistas, abandonó el jueves su apartamento de París y acudió a una corte que atiende los casos que afectan a los ministros gubernamentales. Ha negado haber cometido irregularidad alguna.
En el momento del pago, Tapíe era allegado al presidente francés Nicolas Sarkozy, su superior. Sus detractores sostienen que el acuerdo fue demasiado generoso para Tapie a costa del erario francés, y que el caso no debería haber sido sometido a mediación privada por tratarse de un banco estatal.
Los investigadores iniciaron el caso en el 2011 ante la posible «complicidad en un fraude de fondos públicos» y «complicidad en una falsificación». El caso quizá no vaya a juicio y de ser convicta Lagarde podría ser condenada a 10 años de cárcel, según la fiscalía.