La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, alertó a la Unión Europa (UE) de la necesidad de no relajarse al pensar que ya han superado la crisis del euro, en una entrevista publicada hoy por el diario económico alemán «Handelsblatt».
«Es verdad que la recuperación está en marcha. Algunos países han conseguido concluir con éxito los programas de ayuda. Sin embargo, eso no significa que la crisis haya pasado y que hayamos cumplido con nuestra misión», afirmó.
«Sigue existiendo peligro naturalmente. Ésta es una seguridad ilusoria, que puede terminar en decepción», alertó.
«El flujo de crédito en el sector bancario sigue interrumpido, los mercados financieros están fragmentados. Esto significa que en los países en crisis las empresas tienen muchas dificultades para acceder a un crédito», explicó.
«Por ello la política monetaria en Europa debe seguir por el camino del impulso económico», agregó con la mirada puesta en el Banco Central Europeo (BCE), al que lleva tiempo exigiendo que haga más para luchar contra la crisis del euro y contra la baja inflación que dificulta la recuperación económica en la eurozona.
Lagarde es consciente de que al presidente del BCE, Mario Draghi, no le gusta que le den consejos. «¿Pero qué debo hacer? Damos nuestra opinión si es necesario», indica la ex ministra de Finanzas francesa, que rechaza tener interés alguno en regresar a la política de su país de momento.
A pesar de que países en crisis como Grecia, Portugal e Irlanda han vuelto a financiarse en los mercados de capital a tasas bajas de entre 4,75 y 2,75 por ciento, la directora gerente del FMI apuntó que aún queda mucho por hacer.
«Sobre todo, debemos mejorar la competitividad de los países, como por ejemplo a través de reformas estructurales en los mercados laborales», afirmó en la extensa entrevista.
A pesar de las críticas que señalan que la política estricta de ahorro dificulta el crecimiento en los países más golpeados por la crisis, Lagarde señaló que ese sigue siendo el camino correcto y no cree que la consolidación presupuestaria y el crecimiento sean términos opuestos.
Para ella la clave está en que cada país analice la situación con atención y vea a qué velocidad puede reducir su endeudamiento. «Por ello no hay una medicina única para los países en crisis».