La voz de un defensor de la libertad


Por Francisco Arias Solí­s

Ninguna de las seis novelas, núcleo central de la obra de Miller, han podido ser vendidas libremente en los paí­ses cuyo idioma escribe. Sin embargo, a Miller se le considera como un clásico del siglo XX, y fue miembro de la Academia Americana de Artes y Letras, elegido en 1958 por ser «autor de muchos libros cuya originalidad y riqueza técnica están unidas a la variedad y la audacia de sus temas. Su temeridad de tratamiento y su intensa curiosidad con respecto al hombre y a la naturaleza no tienen rival en la literatura en prosa de nuestro tiempo».


El escándalo acompañó al autor durante toda su vida; sus libros estuvieron prohibidos en Estados Unidos largo tiempo y fueron identificados con el vicio y la perversión. Su acentuado erotismo y su agresiva desacralización de costumbres, ideas e instituciones, pueden ser, sin embargo, sólo aparentes. Detrás de ello hay un alto porcentaje de autobiografí­a -él llamó a sus libros «documentos»- de arrebato lí­rico, de crí­tica del mundo moderno y, sobre todo, de actitud vitalista, intelectual y sensorial. Pero el análisis puede llegar más lejos: lo que a primera vista parece una placentera visión del erotismo, se convierte en una pesimista convicción de que ni el mismo erotismo puede tomarse como salvación o libertad del individuo. Sus libros describen un mundo esencialmente masculino, en el que las mujeres tienen un papel secundario y subordinado a la fantasí­a de los hombres.

Miller contaba con un gran público en paí­ses muy dispares. Cuando al final de la Segunda Guerra Mundial, en Francia se intentó prohibir Sexus (1949), el primer libro de la trilogí­a La crucifixión rosada se provocó un verdadero escándalo. Se formó un comité de defensa de Henry Miller encabezado por Maurice Nadeau y con la participación de intelectuales tan destacados como André Guide, Sartre, Breton, Eluard y Camus entre otros muchos.

Miller es considerado por su público, no sólo un gran escritor, sino una figura moral de primer orden. Por otra parte, se ha demostrado que su obra es altamente terapéutica. Su obra, siempre autobiográfica, cumple aquel maravilloso propósito de Unamuno: darle la vuelta a lo que llevamos a dentro. Y nadie como el gran Henry Miller se desnuda para servir de experimento a los lectores, para curarlos de sus ridí­culos complejos. Y recordando también al gran poeta que fue Yeats, al afirmar que el idioma poético es la lengua común, hay que agradecer vivamente al arte de Henry Miller su inigualable fuerza para representar las emociones encontradas por el artista a través de una vida apasionada y dura.

Henry Valentine Miller nació en Nueva York el 26 de diciembre de 1891 y falleció en Pacific Palisades, California, el 7 de junio de 1980. Después de haber cursado estudios en el City College de su ciudad natal y en la universidad de Cornell, ejerció una gran cantidad de oficios, en ninguno de los cuales perseveró. Hacia 1930, huyendo de la Gran Depresión, se dirigió a Europa y, atraí­do por el intenso clima artí­stico de Parí­s, fijó allí­ su residencia, llevando una vida bohemia. Diez años de permanencia en la capital francesa fueron definitivos en su formación de escritor. En 1940 regresa a los Estados Unidos y se instala en Big Sur, California.

Su primera obra fue Trópico de Cáncer (1934), novela prohibida por obscenidad en Estados Unidos, a la que seguirí­a un ensayo sobre Proust y Joyce, El universo de la muerte (1938), culminando su estancia en Parí­s con Trópico de Capricornio (1939), para muchos su obra más lograda, en la que presenta su experiencia neoyorkina de 1920-1924. También son de destacar El coloso de Marussi (1941), original guí­a de Grecia, Pesadilla del aire acondicionado (1945) y la trilogí­a La crucifixión rosada, compuesta por Sexus (1949), Plexus (1952) y Nexus (1959). Póstumamente se publicó el libro Querida Brenda (1986), que recoge las cartas de amor a su última amante, la joven actriz Brenda Venus. Y como dijo el novelista norteamericano: «El amor es la liberación de la tiraní­a del yo».

OBRAS


* Cartas a Anaí¯s Nin (esta obra comprenden un perí­odo de 15 años, de 1931 a 1946), fecha de publicación (en español, por Bruguera Amigo) 1981 * Trópico de Cáncer, 1934 * Primavera negra, 1936 * Max y los fagocitos blancos, 1938 * Trópico de Capricornio, 1939 * El ojo cosmológico, 1939 * El mundo del sexo, 1940 * El coloso de Marussi, 1941 * La sabidurí­a del corazón, 1941 * Un domingo después de la guerra, 1944 * Pesadilla de aire acondicionado, 1945 * La sonrisa al pie de la escala, 1948 * Sexus, 1949 * El tiempo de los asesinos, 1952 * Dí­as tranquilos en Clichy, 1956 * Big Sur y las naranjas de Hieronymus Bosch, 1960 * Plexus, 1953 * Nexus, 1960 * Opus pistorum (póstumo), 1983 * Querida Brenda (Cartas a Brenda Venus) 1986 * Noches de amor y alegrí­a (no tengo la fecha. Según la Edit. Rueda(arg) dice 1952 * Los libros en mi vida (según la Edit. Siglo veinte(buenos Aires), tiene fecha de impresión de 1963) * Reflexiones sobre la Muerte de Mishima (públicado en the Weekly Post de Tokio, en 1971, después de la muerte de Yukio Mishima) * Nueva York ida y vuelta (según la Edit. La Pleyade, tiene fecha de impresión de 1978) * Al cumplir ochenta (publicado por la UNAM) * Pornografí­a y obscenidad (recopilatorio de Henry Miller y D.H. Lawrence, por Edit. Argonauta)

SEMBLANZA


Henry Valentine Miller (Nueva York, 26 de diciembre de 1891 – Los íngeles, California, 7 de junio de 1980), novelista estadounidense. Su obra se compone de novelas semiautobiográficas, en las que el tono crudo y sensual suscitó una serie de controversias en el seno de una América puritana que Miller quiso estigmatizar denunciando la hipocresí­a moral de la sociedad norteamericana. Influyó notablemente en la llamada Generación Beat.