Ayer se llevó a cabo la Vista Pública en el caso que el abogado Ricardo Sagastume interpuso un amparo ante la Corte de Constitucionalidad para fijar fecha de entrega del puesto de Fiscal General y Jefe del Ministerio Público de parte de la doctora Claudia Paz y Paz en el mes de mayo, y no en diciembre, tal y como lo fija el nombramiento con el que tomó posesión.
Pero la vista, más que una esencial etapa del proceso, fue un puro formalismo para una corte que se ha caracterizado por tomar sus decisiones sin el más lógico respeto y observancia de la materia constitucional que tendrían que dominar el criterio de los fallos.
Bien se ha dicho en algunos casos que la institucionalidad en Guatemala es débil, manipulada y tan corrupta como las prácticas generales de una sociedad que no solo la tolera sino que renuncia a ejercer su ciudadanía para exigir más a los responsables. Y la CC no es la diferencia porque con el correr del tiempo ha ido cambiando la necesaria independencia requerida en una instancia como tal hasta llegar a un descaro en que los fallos ni se sustentan y, como es lógico, tampoco se discuten.
No era necesaria la vista de ayer porque más que un elemento de enriquecimiento con la versión de las partes hacia los magistrados, fue el taparle el ojo al macho de la sociedad con decir que se cumplieron las etapas que dejan en firme un fallo que pareciera que cumple con el pacto y las órdenes que se emitieron desde el inicio.
Se ha visto que la Corte de Constitucionalidad, entidad creada y llamada para ser la defensora de la Constitución Política de la República de Guatemala, no es más que la instancia suprema en la que se toman las decisiones legales inapelables que vienen a retorcer los principios básicos del Derecho para defender intereses que, evidentemente, tienen oscuros orígenes.
La Hora ha reconocido los resultados que en algunos casos ha tenido la administración de la doctora Paz y Paz, a la vez que también ha sido permanentemente crítica de la inexistencia de un marcado interés por iniciar una batalla penal contra la galopante corrupción. Sin embargo, consideramos que este proceso al igual que la celeridad en que se marcan los plazos para sustituirle en el cargo, no muestran más que la incomodidad que algunos sectores sienten y han manifestado abiertamente sobre una personalidad como la de la actual Fiscal en un puesto de tanta trascendencia para el sector justicia. Ilusos que somos, ojalá la CC nos demostrara que estamos equivocados.
MINUTERO:
No era necesaria la vista
si la Corte tiene su pista;
ya tienen bien decidido
el fallo en un sentido