LA VISITA DEL PRESIDENTE BUSH


Radio Escandinava nos contó hoy de madrugada algunos detalles de la próxima visita de d. George Bush a Chapinlandia.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

«Y es que uno se pregunta», continuó el locutor «Â¿Cuál es el objetivo de la visita del Sr. Bush a estos pueblos?

«Cuando llegue a Guatemala el Presidente gringo, tiene en su agenda, un primer punto que dice: «regañar al presidente Berger», nos dijo el locutor «y ello porque Mr. Bush cree que d. í“scar ha sido muy aguado con los narcos que trafican en Guatemala que son los que de verdad mandan, y a quienes la ley, parece que los protege». «Pero según sabemos el presidente Berger, astuto roedor ya tiene preparada su respuesta» nos dijo el escandinavo, «y es que d. í“scar, después de la cena oficial va a llevar a Mr. Bush a dar una su vuelta por la zona 14, para impresionarlo con la multitud de grandes y lujosos edificios que allí­ se están construyendo con dinero del narcotráfico».

«Vea usted don George la cantidad de hombres que allí­ han encontrado trabajo y que en lugar de irse de mojados a gringolandia aquí­ se quedan con sus familias contribuyendo al desarrollo de Guatemala», le dirá convincente y sin miedo, d. í“scar.

«Además de ello» continuó el escandinavo, «d. í“scar ya está practicando los modales y el tono de voz con el que deberá hablarle a su homólogo gringo, y así­ antes que dejarse regañar, deberá ser él quien regañe a Mr. Bush, porque el pueblo gringo, es el mayor consumidor de coca en el mundo. Entonces don Jorgito primero limpie usted su casa, y será después que usted tenga derecho a criticar»

«Por otra parte, Radio Escandinava apoya la actitud de d. í“scar de que, en Guatemala se debe legalizar el comercio y consumo de la droga» afirmó muy categórico el locutor.

«Es que es de lógica elemental que si la droga se deja libre desaparecerán los narcotraficantes ya que para ellos es mejor que sea prohibida, así­ es más cara y sus ganancias son millonarias»

«Señor presidente Berger, usted deberá comunicarle a Mr. Bush», prosiguió con su tí­pico acento el escandinavo, «la intención de que, se legalice, y se promocione el cultivo, así­ como que se libere el consumo de marihuana y coca. Comprendemos, nosotros los escandinavos, que para hacerle esa proposición se necesita tener bien puestos los pantalones, porque pronto vendrí­an las represalias de un bloqueo como el que le impusieron a Cuba en donde el narcotráfico no funciona.

«Y usted sabe, presidente Berger», prosiguió la Radio, «que el presidente Bush, nos contó que cuando en sus años mozos, de estudiante, consumí­a drogas. Por eso él comprende a fondo, ese problema y conoce de los medios más adecuados para reducir en la juventud el consumo de drogas» aseveró el escandinavo.

«Usted, d. í“scar» continuó la Radio «deberá ser el primero en tomar esa iniciativa y asimismo deberá sugerirle al presidente Bush, que sea él quién dé inicio en los Estados Unidos a una campaña para liberarla».

«D. í“scar, hágale saber a Mr. Bush, que una decisión de ese calibre, serí­a de gran trascendencia en el mundo y se le perdonarí­a sus metidas de pata en Irak».

Y así­ terminó la consejera transmisión de la Escandinava. Eran las 4 de la mañana.

«Carlos» me dijo la Lila mi mujer, «Â¿que tal serí­a que d. í“scar llevara unos sus pitillos para que, después del postre y con el cafecito se echaran con Mr. Bush, una su fumadita? De repente, como buen diplomático le acepta y ya en onda, se irí­a encantado de Guatemala y de la especial delicadeza de su Presidente.