La Virgen Morena


Marco Vinicio Mejí­a

El 12 diciembre de 1531, Juan Diego recibió el mensaje cristiano sin renunciar a su identidad vernácula. Su fidelidad a la Virgen mestiza es un testimonio vigente para que nuestros paí­ses se reconcilien con sus orí­genes. El culto mariano no lo define el «nacionalismo religioso» que distinguirí­a el providencialismo mexicano de la Virgen de Guadalupe frente al mayor arraigo guatemalteco de la Virgen de Concepción. Al final, son matices de una misma creencia.

El culto a la Virgen Marí­a adquirió un carácter de sincretismo religioso debido a que los evangelizadores identificaban ciertas divinidades indí­genas con la Madre de Dios, pues «el falso culto habí­a sido introducido por instigación del demonio.» En el caso de la Virgen de Almolonga, si bien no se tiene noticia de que sustituyó a alguna divinidad maya, sí­ captó el fervor de una «extensa masa de la población indí­gena», al igual que la referencia del cronista Vásquez sobre la devoción a estatuas e imágenes de Nuestra Señora, esculpidas por los mismos indí­genas.

El incremento del culto a la Inmaculada Concepción de Marí­a en Guatemala está relacionado con la introducción de la imprenta, a cargo del sacerdote agustino Fray Payo de Rivera, autor del libro Aclamación por el principio santo y Concepción Inmaculada de Marí­a, publicado en Valladolid en 1653. Cuando fue nombrado obispo de Guatemala en 1656, trajo consigo de España el manuscrito con el cual refutaba las objeciones a su obra. Al no encontrar imprenta en Guatemala para dar a la estampa la defensa de su tesis, logró que se estableciera el primer taller editorial en 1660. El primer impresor fue José de Pineda Ybarra, procedente de México. El libro del obispo Payo de Rivera empezó a circular en 1663 con el tí­tulo de Explicación apologética. La devoción a las imágenes de la Inmaculada Concepción aumentó cuando el emperador Carlos V envió dos Ví­rgenes de Concepción, una para el convento mayor franciscano y otra para el de Ciudad Vieja.

Ciudad Vieja, depositaria durante siglos de la Virgen de Almolonga, se convirtió en centro de culto de la Concepción Inmaculada de Marí­a. La festividad en ese lugar se realiza el 8 de diciembre.

Aparte, el culto a la Virgen de Guadalupe se extendió de México a Guatemala. Una colonia de mexicanos estuvo establecida desde principios del siglo XVI en la Villa de Almolonga, antigua capital de Guatemala, llamada ahora Ciudad Vieja. Los colonos se trasladaron al Valle de la Ermita, en donde está asentada la actual capital de la república y allí­ fundaron la Villa de Guadalupe. Este fue el centro de veneración de la Virgen del mismo nombre hasta la consagración del Santuario de Guadalupe en 1953 en otro sector capitalino.

En este dí­a, pidamos a la Virgen Morena de Tepeyac que atienda el dolor de quienes sufren en cuerpo o en espí­ritu, de cuantos padecen pobreza, soledad, marginación o ignorancia. Ella nos guí­a para que actuemos según las exigencias de la justicia y el respeto de la dignidad de cada ser humano, y así­ se consolide la paz.