La violencia se “aloja” en la mente y daña a la niñez


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La inseguridad que a diario afecta a miles de guatemaltecos y se manifiesta con brutales actos de violencia se aloja en forma de recuerdos traumáticos en la mente y causa daños irreparables en la salud de las personas, pero especialmente de la niñez. Niños, niñas y adolescentes son testigos de asesinatos, secuestros y asaltos –que muchas veces implican a sus familiares–, lo que según expertos genera problemas psicológicos y físicos en este sector de la población.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Aún no terminan de aprender a leer y escribir pero entre sus recuerdos los niños ya tienen registros de la violencia; no solo la que exponen los medios de comunicación sino también la que han vivido personalmente.

El pasado 24 de enero, el cadáver de un guardia de seguridad yacía en un bus de la ruta 2, en la 11 avenida y 15 calle de la zona 1. Alrededor de las 7 horas, decenas de niños y niñas que se dirigían a su escuela de pronto se detuvieron y observaron fijamente un escenario que ya era normal para algunos y parecía una novedad para otros.

Fiscales del Ministerio Público e investigadores de la Policía Nacional Civil analizaban la escena donde recién se había originado un enfrentamiento armado entre el agente fallecido y un usuario del transporte público.

Mientras que el cuerpo era analizado por peritos, los niños boquiabiertos observaban la forma cómo se manipulaba el cadáver. Un niño de rostro redondo y grandes ojos le ha dicho a otro: “he visto como diez muertos y no me da miedo”.

Otros, en cambio, como Hassan Cadena, de 3 años, lloraba sin parar cada vez que observaba la escena del crimen de donde fue rescatado por el Cuerpo Voluntario de Bomberos.

El niño permanecía en los brazos de una joven bombera, que con evidente instinto maternal le abrazaba. Hassan no dejaba de asociar el espacio físico con el lugar donde yacía su progenitora, la colombiana Angélica Cadena, quien fue asesinada y lanzada junto al cadáver de su pareja en la antigua ruta que conduce de Bárcenas a Amatitlán, el pasado 10 de enero.

La ropa del menor de edad estaba ensangrentada, su rostro marcado por las picaduras de zancudos y un llanto acompañado de la palabra “mamá”.

La bombera le ofreció un muñeco de felpa y un banano para que dejara de llorar; por instantes Hassan se entretenía, pero cuando volvía su vista hacia la grama –de donde fue rescatado- recordaba que ese fue el último lugar en el que vio a su progenitora.

NO SOLO EN LAS MUERTES

Los menores de edad no se ven afectados solo por las muertes que ocurren a diario. Los robos en el transporte público de pasajeros y el robo de celulares del que son víctimas miles de conductores, son hechos que hacen a los menores vivir con un miedo constante y que se ve agravado al momento de ver una escena de violencia que contiene algún fallecido.

El problema, según algunos expertos, es que en ocasiones lo menores no exteriorizan sus miedos y los reprimen generando un trastorno difícil de observar y por tanto de enfrentar.

Un niño, tras ser víctima de un robo a una unidad del transporte colectivo, dijo: “Me gustaría poder ser grande para defender a mi mamá, porque cada vez que me voy a la escuela me quedo con miedo de que le hagan algo a mi mamá y que nunca la vuelva a ver”.

DAÑOS IRREPARABLES

Leslie Sechel, presidente de la Asociación Guatemalteca de Psicología (AGP), explica que los niños expuestos a la violencia pueden desarrollar ansiedad, miedo e insensibilidad, debido a la cotidianidad de los sucesos, pero cada caso se manifiesta de manera distinta.

“Cualquier forma de miedo responde a una ansiedad, pero también va a depender de cuán sensibles son los niños a estas cosas, porque si están expuestos y en contacto con la violencia, con un asesinato, un robo, una mutilación, un desmembramiento, se van deshumanizando ante estos actos. Puede ser que les afecte en ese momento pero después lo olvidan, como suele suceder con los adultos”, declara Sechel.

El psicólogo refiere que la realidad guatemalteca permite pensar a la niñez que la violencia es normal y quien comete un crimen no es castigado. Sin embargo, a través de la autoestima y del acompañamiento de los padres, se les debe hacer entender que esa situación no es correcta.

“El autoestima es indispensable en todo sentido, para prevenir esta respuesta o reacción. Los niños deberían tener claro y aprender que lo normal no es esta situación. Si ellos ven que la persona que daña está bien, no se les está enseñando nada positivo. Si ellos ven que pueden hacer algo –malo– sin ninguna consecuencia, ¿qué les estamos enseñando? Tiene que haber castigo por decirlo de alguna manera”, explica el entrevistado.

Carlos Seijas, sociólogo, indica que el concepto de muerte no está muy claro en los niños menores de ocho años, sin embargo, sí entienden más sobre el término violencia, pues muchos de ellos lo viven en su entorno familiar o externo.

“No entienden muy bien qué es la muerte. Es un concepto muy abstracto, pero presenciar un acto de violencia, no digamos la muerte de un padre, va a marcar de por vida su estructura psicológica en el sentido que van a ser niños muy reprimidos. Parte de la manifestación que tenemos como cultura guatemalteca, es que es muy silenciosa, callada, resentida, reprimida y precisamente por esta infancia que tenemos, víctima de violencia desde la más temprana edad; eso va mermando la capacidad del niño de enfrentarse a una sociedad abiertamente, vive en un temor constante y eso se va a manifestar después en su adultez como una persona con represiones y miedo”, dice Seijas.

La situación de la infancia guatemalteca es muy vulnerable, manifiesta el profesional, ya que la sociedad no lo protege, y a la mayoría no se le ofrece un entorno de seguridad y cariño, para que se desarrolle sanamente. El sociólogo señala que la manifestación de esta violencia a la que están expuestos los menores de edad se observa en la violencia intraescolar, donde canalizan toda esa energía.

“Como todo es un ciclo, la violencia intraescolar es una manifestación de la sociedad, porque los niños se van a desquitar de todos esos temores; probablemente lo van a hacer con sus mismos compañeros. Es una forma de manejar toda la represión que han estado viviendo, viendo o siendo víctimas, más que la televisión, es lo que ellos ven en su entorno, la televisión tiene que ver, pero más tiene que ver lo que ven en casa o los casos cercanos a ellos”, dice Seijas.

Por aparte, el doctor Carlos Grazioso, pediatra e infectólogo, expone que la violencia también tiene consecuencias en la salud física de las niñas y los niños, principalmente en su crecimiento.

“Esto tiene implicaciones emocionales que se manifiestan en la falta de apetito y de alegría, de jugar, además tienden a ser más retraídos y empiezan a expresarse menos y obviamente tienen implicaciones físicas como psicológicas”, dice Grazioso.

El pediatra comenta que cuando esto sucede, el crecimiento de los niños se detiene tanto en su talla como en su masa corporal.

ALERTA

Seijas refiere que la violencia y la forma como afectan a nuestra niñez, debe ser abordada de manera seria por las autoridades y la sociedad en general.

“Debe haber un llamado de atención hacia las autoridades, de que el entorno violento que estamos viviendo nos va a dar como resultado niños muy vulnerables y después van a ver que la única forma de solucionar sus problemas es con violencia, que va a ser la solución a todo. Entonces, si quieren algo gritan, golpean o pegan. Va a hacer toda una repetición de ese ciclo que aprendieron, de que ser violentos es lo que resuelve los problemas”, expresa.

El entrevistado dice que como sociedad debemos estar conscientes de la responsabilidad que debemos adquirir con la niñez y se puede empezar por un paso muy sencillo, que es evitar que los menores de edad observen esas grotescas escenas de violencia, como el cadáver de un hombre o una mujer que yace en el suelo.

El presidente de la AGP, por aparte, añade que la familia tiene la obligación de formar y educar a sus hijos en un ambiente tranquilo, sin hostilidad; el Estado debe combatir la violencia y la inseguridad; los profesionales en general deben aportar o trabajar con familias o personas en la prevención del delito.

ERRADICAR LA VIOLENCIA

Árkel Benítez, viceministro de Prevención de la Violencia y el Delito, del Ministerio de Gobernación, manifiesta que para no exponer a la niñez a la violencia hay que empezar por erradicar este flagelo de las calles, pero está consciente que esto lleva un proceso y que no puede cambiarse de la noche a la mañana. El funcionario agrega, que actualmente se estructura todo el esquema preventivo para priorizar lo que debe ser atendido de forma urgente.

“Definimos los tres ejes para distinguir lo que es conflictividad, violencia, las tipologías de violencia y lo que es delito, ahora dentro del esquema de Escuela Seguras; dentro del esquema de las Comisiones de Seguridad Comunitaria hay un eje específico que es la Escuela de Padres, que ya se ha implementado otras veces pero que ha sido muy pequeño; no hay resultados grandes porque han sido realmente pequeños esfuerzos que se han hecho. Está establecido en uno de los ejes principales la Escuela de Padres, que enseña todo el tema de alerta temprana, el tema de cultura de denuncia, el tema de minimizar las amenazas para todos los factores generadores de violencia, entonces ahí se van incorporando temas básicos”, apunta Benítez.

El Viceministro refiere que en estas temáticas irán identificando los entornos peligrosos, como puede ser una escena del crimen y las consecuencias psicológicas de exponer a un menor ante esto. La prevención es vital, recalca el entrevistado, porque mientras menos violencia exista en las calles, menos expuestos estarán las niñas y los niños.

“El tema de prevención es evitar que cada día haya menos escenas del crimen, pero a medida que ello se vaya reduciendo, particularmente en las zonas donde logramos reducir los indicadores, tenemos que ir generando otro tipo de situaciones para que esas escenas no se repitan a largo plazo, lo que actualmente se está enseñando es que la vida no tiene valor, que las armas son parte de lo cotidiano, que no son un peligro y que incluso pueden ser incorporadas a su estilo de vida, precisamente buscamos revertir ese proceso”, comenta.

Según el Vicetitular de Gobernación, próximamente entregarán al presidente Otto Pérez Molina la formulación de una política de prevención de la violencia y el delito, pues aunque no es una solución a todos los problemas, al menos ofrece una hoja de ruta para combatirlos.

“La coyuntura nos obliga a no detenernos, nos pusimos como meta entregarle en mayo, al señor Presidente, la formulación de la gran Política Nacional de la Prevención de la Violencia y el Delito, hoy no hay una política, y no es que la política sea como el remedio a todos estos temas, pero sí nos da el norte para saber qué vamos a hacer con los niños que están involucrados maquilando todo el néctar de la amapola y manipulando la marihuana en el Altiplano del país, son dos casos totalmente diferentes, que llevan aparejados una carga muy fuerte de violencia”, refiere Benítez.

Los ejes de trabajo abarcan las diferentes tipologías de la violencia y cómo afectan a la niñez y a la juventud en la actualidad.

“Cualquier forma de miedo responde a una ansiedad, pero también va a depender de cuán sensibles son los niños a estas cosas, porque si están expuestos y en contacto con la violencia, con un asesinato, un robo, una mutilación, un desmembramiento, se van deshumanizando ante estos actos.
Leslie Sechel
Asociación Guatemalteca de Psicología

“Esto tiene implicaciones emocionales que se manifiestan en la falta de apetito y de alegría, de jugar, además tienden a ser más retraídos y empiezan a expresarse menos y obviamente tienen implicaciones físicas como psicológicas”.
Carlos Grazioso
Pediatra e infectólogo

“-Los niños- No entienden muy bien qué es la muerte. Es un concepto muy abstracto, pero presenciar un acto de violencia, no digamos la muerte de un padre, va a marcar de por vida su estructura psicológica en el sentido que van a ser niños muy reprimidos”.
Carlos Seijas
Sociólogo

“El autoestima es indispensable en todo sentido, para prevenir esta respuesta o reacción. Los niños deberían tener claro y aprender que lo normal no es esta situación. Si ellos ven que la persona que daña está bien, no se les está enseñando nada positivo. Si ellos ven que pueden hacer algo –malo– sin ninguna consecuencia, ¿qué les estamos enseñando? Tiene que haber castigo por decirlo de alguna manera”.
Leslie Sechel
Asociación Guatemalteca de Psicología

“El tema de prevención es evitar que cada día haya menos escenas del crimen, pero a medida que ello se vaya reduciendo, particularmente en las zonas donde logramos reducir los indicadores, tenemos que ir generando otro tipo de situaciones para que esas escenas no se repitan a largo plazo…”
Árkel Benítez
Viceministro de Prevención de la Violencia y el Delito