La violencia deja huellas en el paí­s


El Procurador de los Derechos Humanos advierte que no puede haber paz si no se cubren las necesidades humanas.

Guatemala ha presentado un retroceso en relación con años anteriores en los temas de inseguridad, impunidad, crimen organizados, entre otros, según el informe de «Desarrollo Humano e Inclusión en Tiempos de Paz» que hizo público esta mañana la Procuradurí­a de los Derechos Humanos (PDH).

Juan Garcí­a
jgdeportes@lahora.com.gt

Según expuso el procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales, el informe persigue la verificación al seguimiento de las acciones y omisiones con el cumplimiento de los compromisos de la paz.

En cuanto a la pobreza y exclusión social, el documento reza tal como se le da en el Informe Anual Circunstanciado del PDH, que corresponde al 2005, que la nación vive un proceso de pauperización que transforma los segmentos, sobre todo a los pobladores rurales pobres, quienes transmiten a su prole la pobreza.

El 75 por ciento de la población económica activa del paí­s está condenada a refugiarse en la economí­a informal, porque el modelo de crecimiento hacia fuera (que apuesta por las exportaciones y la inserción en el mundo globalizado desatendiendo el crecimiento del mercado interior) es incapaz de crear suficientes puestos de trabajo para absorber a los cien mil jóvenes que se suman cada año a la fuerza laboral del paí­s.

«Todos estos aspectos son temas que no permiten la consolidación después de los Acuerdos de Paz», observó el Defensor del Pueblo.

«La inseguridad debe de verse como un problema integral, desde esa perspectiva, las condiciones sociales, económicas y culturales son limitables, pues frente a ello, lo único que se ve son armas, más policí­as y cárceles», puntualizó Morales.

«Esto no ataca las causas que provocan la violencia, por tanto que se debe de modificar las condiciones de vida de la población. No se puede esperar que una persona sea violenta, si no cuenta con qué comer, educación y salud», expuso el procurador.

Obligados a aceptar retos de inmigración

Asimismo, el texto refiere de manera textual que miles y miles de guatemaltecas y guatemaltecos se ven obligados, diariamente, a correr todos los riesgos de una emigración que, seguramente, no buscarí­an si hubiese suficientes oportunidades de trabajo, en condiciones laborales y salariales dignas.

El producto de su esfuerzo se ha convertido en un imprescindible apoyo para una economí­a que, sin la inyección de unos US$ 3 mil millones anuales por concepto de remesas familiares, habrí­a sucumbido a la parálisis productiva, la convulsión social y la ingobernabilidad polí­tica.

«Así­, el modelo económico no ha sido capaz de superar el lastre de la pobreza que frena ulteriores posibilidades de desarrollo económico y social. Por el contrario, hay evidencias de que la pobreza ha crecido y se ha acentuado el carácter desigual y excluyente del crecimiento económico, estimado para este año en poco más del cuatro por ciento», cita la fuente.

«El modelo neoexportador ha acentuado los inequitativos patrones de distribución de la riqueza. De acuerdo con la descripción del Banco Mundial, en su informe La pobreza en Guatemala, éste es uno de los paí­ses con mayor desigualdad en el mundo», se dijo.