La violencia de la derecha


En un mundo en el que la polí­tica y los medios de comunicación social están en su mayorí­a controlados por la derecha, no resulta extraño que la opinión pública sea manejada para minimizar sus actos de violencia. Esto se observa en el ataque de Jared Lee Loughner, el 8 de enero, contra Gabrielle Giffords, congresista demócrata de Arizona, con el resultado de que ella esté grave y que seis personas, incluida una niña de 9 años, hayan quedado muertos. Ahora se trata de presentar el caso como acto de un demente, tratando de restar la responsabilidad polí­tica de sectores de derecha. Se ignora que los dementes, los criminales y los asesinos a sueldo suelen ser utilizados para la ejecución de crí­menes polí­ticos. Baste recordar los asesinatos de John y Robert Kennedy y de Martin Luther King, Jr.

Ing. Raúl Molina Mejía
rmolina20@hotmail.com

Lo mismo ha ocurrido en Guatemala. Hoy, se rinde justo homenaje a Adolfo Mijangos López, asesinado hace 40 años cuando salí­a de su bufete en silla de ruedas por asesinos a sueldo (las estructuras del Estado de Seguridad Nacional). La misma suerte corrieron después Alberto Fuentes Mohr y Manuel Colom Argueta, así­ como miles de militantes de la social-democracia y la Democracia Cristiana. Todos estos crí­menes polí­ticos han quedado en la total impunidad, al igual que la represión generalizada contra el movimiento social y la población civil, que culminó con el genocidio de población maya y las campañas de tierra arrasada. Algunos podrán reaccionar diciendo que esos fueron crí­menes del pasado, dentro del marco del conflicto armado interno; pero la impunidad es del presente, coexistiendo en una sociedad enferma ví­ctimas, victimarios y gente indiferente. Esa impunidad es el caldo de cultivo para que la derecha recurra de nuevo a la eliminación de lo que considera «sus obstáculos», usando ahora a la delincuencia, organizada o no, para las acciones violentas. UDEFEGUA hizo notar, con motivo del secuestro y asesinato de la Lic. Emilia Quan en diciembre pasado, que en 10 años se han registrado 2,237 agresiones a defensores de los derechos humanos y 122 asesinatos. A lo largo de 2010 más de 20 dirigentes del movimiento social fueron asesinados, en donde parece evidente el ví­nculo entre poderosos sectores económicos o polí­ticos de derecha y sicarios. Pese a los ofrecimientos del gobierno de investigar estos hechos y a la presencia de la CICIG en el paí­s, estos crí­menes gozan de la misma impunidad que los crí­menes del Estado durante el conflicto armado interno. ¿Cuál es la solución a la violencia de la derecha? El Estado no puede quedarse a la espera de que la derecha cambie sus prácticas. La aplicación del principio de la igualdad ante la ley debe prevalecer en la vida del paí­s: «el que la hace, la paga» acorde con la ley, sin importar el sector ideológico o la clase social de los autores intelectuales y materiales de los crí­menes. También la derecha debe aportar a la solución del problema. Es hora de que renuncie a la violencia como método, tanto de palabra como de hecho. Eso se está exigiendo hoy de lí­deres Republicanos en Estados Unidos que han utilizado retórica incendiaria que incita a la violencia y ese debe ser un prerrequisito para cualquier candidato a la presidencia de Guatemala. Las clases polí­ticas deben actuar con plena responsabilidad.