La vida un derecho vulnerable


«El derecho a la vida es el primero y fundamental de los derechos, ya que sin él los demás derechos (…) no pueden ser ejercidos: la vida es la condición elemental de la humanidad. Es también la base y condición para el ejercicio de los derechos que -el ser humano- puede invocar frente al Estado, a la sociedad y a sus semejantes. Desafortunadamente en nuestro paí­s es el derecho que continúa siendo de los más vulnerables, según lo confirma La Procuradurí­a de los Derechos Humanos al hacer referencia a los homicidios reportados en: 2004 (4,507), 2005 (5,308), 2006 (5,884) y en 2007 (5,781).


La entidad consultada explica: el derecho a la vida se encuentra estrechamente ligado a la existencia de los demás derechos, pero principalmente: al derecho a la libertad, sin el cual «la vida humana queda reducida a una expresión meramente material (…); al derecho a la seguridad «que garantiza y da a la vida la posibilidad de su desarrollo en plenitud».

Desde el ángulo positivo el derecho a la vida constituye la posibilidad de nacer, crecer y desarrollarse í­ntegramente dentro de la consideración de la dignidad inherente a todo ser humano. La dignidad consiste en que todos los seres humanos deben ser considerados y tratados como fines y no como medios, ni como objetos, en un plano de igualdad porque en la condición humana no hay personas superiores ni inferiores.

Para que la vida se desarrolle í­ntegramente, reitera la institución del Defensor del Pueblo, es necesario que las personas tengan un nivel de vida adecuado y para ello que se cumplan los derechos económicos, sociales y culturales, los derechos civiles y polí­ticos como la libertad de expresión y de información, la libertad de participación así­ como también que exista un ambiente sano y ecológicamente equilibrado

Desde la otra perspectiva, es decir del ángulo negativo, señalan, que el derecho a la vida es el derecho que nadie atente contra la vida de otro ni lo prive de ella, igual que estar libre de sufrir violencia y abusos: es el derecho a exigir condiciones para una existencia plena como la asistencia a la salud y el auxilio en casos de necesidad. Por ello la protección al derecho a la vida es trasladada a la legislación penal a través de delitos que sancionan el homicidio y el genocidio.

Pero también con el derecho a la integridad fí­sica, psí­quica y moral. Por eso se penalizan las lesiones, las torturas, los tratos crueles, inhumanos y degradantes, la violación a la integridad sexual, la privación de la libertad por medio del secuestro y del rapto.

Sin embargo, el derecho a la vida continua siendo frágil, pues no ha sido siempre respetado, se ha atentado contra la vida en confrontaciones bélicas, en polí­ticas de Estado que han llegado al extermino, al genocidio, que han establecido la tortura como una polí­tica criminal. Cabe recordar la quema de «brujas» por la inquisición en la Edad Media, el Holocausto en la Alemania Nazi, las masacres, las desapariciones forzadas en guerras civiles contemporáneas.