LA VIDA NO MERECE SOLO SER SOBREVIVIDA


Quisiera escribir palabras de consuelo, de cariño, de ternura y poder desearles a cada una de las personas de mi paí­s su bienestar y el de los suyos.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Pero esto no puede ser posible ante la incertidumbre de nuestro diario vivir, ante la violencia inagotable expresada de manera perversa e incontrolable. Ante la pérdida de la inocencia de vidas que comienzan.

Las causas de la violencia son muchas, la pobreza, las estructuras de poder, la intolerancia, la discrepancia de ideas, la discriminación generalizada por ser o sentirnos diferentes, el predominio del narcotráfico, las maras, la ignorancia, las deshumanización puesta al descubierto con el salvajismo, canibalismo, sadismo, y el menosprecio por nuestra condición como seres humanos.

De nada sirve quejarnos si no somos quienes paramos la violencia que se encuentra a nuestro alcance de ser limitada. O sea, en nuestra vida interior y en nuestras relaciones con otras personas.

Me da mucha pena sentir la indolencia, la indiferencia de un ser humano hacia su pueblo y hacia la humanidad. Pareciera que no hay corazones que palpiten por un presente y un mañana. Y lo más duro de todo es que nuestros niños/as y jóvenes se encuentran participando de estos crí­menes inauditos. Forzados por el desamparo, el desapego, la falta de solidaridad que han sufrido para el enfrentamiento de sus pequeños y grandes problemas.

Lavados cerebrales infundidos en cerebros inocuos, que ideologizan el poder a través de la fuerza, la apatí­a y el castigo a la sociedad. La niñez está siendo utilizada para rendir tributo a grandes estafadores y demagogos que les impiden ver a nuestros jóvenes la posibilidad de una vida futura. Así­ como les deniegan las oportunidades de creer y llegar a sentir que en algún momento podrán ocupar un lugar importante en la sociedad, sintiéndose respetados y apreciados.

Es en estos momentos donde nuestra decisión de ser valientes y arriesgar es necesaria, en donde nuestra conducta individual, de la única que somos responsables, ha de hacer hincapié en nuestra autovalorización y el respeto a los demás. Tiempos en los cuales necesitamos patriotismo, identificarnos y alzar más que nunca a nuestro paí­s Guatemala.

Limitamos el daño cuando no permitimos que el miedo nos corrompa, nos paralice o nos haga ser indignos a la vida. La cual se encuentra diseñada no solamente para sobrevivirla sino para llenarla de expectativas, ilusiones, sueños y esperanzas.

También ahora es cuando el acercamiento a nuestro sistema de creencias espirituales se hace más necesario e importante, cuando la solidaridad, el compañerismo y la patria necesitan de nuestro accionar de manera justa y leal.

La vida es un regalo inapreciable que merece de todo nuestro empeño y esfuerzo para ser vivida a plenitud. Llenándola de amor y desvaneciendo el odio que tanto dolor nos produce.