La vida loca de las maras


El director y fotoperiodista, Christian Poveda estuvo viviendo una temporada en El Salvador para realizar su trabajo documental que se presenta en San Sebastián, España.

Un documental sobre «La vida loca» de las maras salvadoreñas busca premio en el Festival de Cine de San Sebastián de la mano del fotógrafo francoespañol Christian Poveda, que además prepara un filme sobre un pandillero-payaso.


«La vida loca», un documental de una hora y media que compite en la sección Horizontes de filmes latinoamericanos, dotado con 35.000 euros, surge de un reportaje fotográfico de 130 retratos de pandilleros que Poveda hizo en 2004 para la revista francesa Paris-Match.

Ese trabajo llevó a Poveda, nieto de refugiados españoles que nació en Argelia y creció en Parí­s, a dedicar 16 meses a filmar el documental en el municipio de Soyapango de la capital salvadoreña y después a irse a vivir a El Salvador, donde empezó su carrera a comienzos de los años 80 durante la guerra.

Su objetivo es «mostrar cuáles son las causas de un fenómeno de esta importancia», que en El Salvador alcanza a 15.000 pandilleros de las maras 18 y Salvatrucha, 15.000 también en Guatemala, 35.000 en Honduras y 50.000 en Estados Unidos, según fuentes policiales citadas por Poveda.

Las maras centroamericanas, que se formaron en los años 80 en Los Angeles con la llegada de refugiados de la guerra para defenderse de las pandillas chicanas, «son un peligro para toda la sociedad», sostiene.

Pero la solución no es la represión que se practica, sino la rehabilitación, y aunque «tienen una vida muy difí­cil de recuperar», Poveda defiende «por lo menos un trabajo de prevención para que no haya una segunda generación de pandillas».

«No se puede considerar sólo como un problema de delincuencia, sino como un fenómeno social, y hay que tratarlo así­», estima, ya que a los asesinatos, la delincuencia, las extorsiones y el tráfico de drogas se añade que se trata de jóvenes abandonados por sus familias, pobres y marginados, «consecuencia de años de dictaduras que llevaron a la guerra».

Y la prueba de que «la represión que se practica en Centroamérica no funciona» es que «cada año mueren más jóvenes y a la vez el número de pandilleros aumenta», alega.

Los gobiernos centroamericanos «no hacen absolutamente nada» al respecto. Las autoridades salvadoreñas no tienen planes de rehabilitación y «no hay ningún trabajo de prevención», mientras Estados Unidos sólo «da fondos para mantener las polí­ticas represivas», arguye Poveda.

El director de esta coproducción hispanofrancomexicana tiene esperanza en que las cosas cambien algo si gana el candidato de la izquierda, el periodista Mauricio Funes, en las elecciones presidenciales de 2009 y si en Estados Unidos lo hace el demócrata Barack Obama.

El documental será presentado en el I Congreso de la Cultura Iberoamericana, que se celebrará en la capital mexicana del 1 al 5 de octubre dedicado al sector audiovisual, y sus conclusiones se presentarán en la próxima Cumbre Iberoamericana, que tendrá lugar a finales de octubre en San Salvador, precisamente dedicada a la juventud.

Pero difundirla en El Salvador «es muy delicado porque significa mostrarla a gente que vive a diario este problema» y «quiere una solución rápida y no quieren entender el discurso social que estoy desarrollando», apunta.

Poveda también quiere utilizar el fenómeno de las maras para «alertar» sobre la falta de integración y la marginación que sufren muchos inmigrantes en Europa y que muchas veces lleva a la delincuencia.

Su próximo proyecto es hacer una pelí­cula de ficción sobre sobre un pandillero que actúa como payaso para ganarse la vida por tradición familiar, basada en un hecho real, cuyo guión prepara junto con el escritor salvadoreño Horacio Castellanos.