La vida empieza en otra parte


FOTO LA HORA: MINISTERIO DE SEGURIDAD PíšBLICA

Una fotografí­a aérea proporcionada por el gobierno de Costa Rica donde se observan los daños provoados por el movimiento sí­smico esta semana.» title=»FOTO LA HORA: MINISTERIO DE SEGURIDAD PíšBLICA

Una fotografí­a aérea proporcionada por el gobierno de Costa Rica donde se observan los daños provoados por el movimiento sí­smico esta semana.» style=»float: left;» width=»250″ height=»141″ /></p>
<p>Mientras los equipos de socorro trataban de llegar a los últimos lugares aislados por el terremoto, muchos de los damnificados regresaban al amasijo de escombros que hasta el jueves habí­a sido su casa para recuperar lo que todaví­a podí­a servir.</p>
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FOTO LA HORA: YURI CORTEZ

Turistas abandonan un pueblo cercano a La Paz en Vara Blanca. Las tareas de rescate se han intensificado luego del terremoto.» title=»FOTO LA HORA: YURI CORTEZ

Turistas abandonan un pueblo cercano a La Paz en Vara Blanca. Las tareas de rescate se han intensificado luego del terremoto.» style=»float: left;» width=»250″ height=»166″ /></p>
<p>La mayorí­a de turistas de varias nacionalidades, atrapados en los hoteles de esta turí­stica zona, habí­an sido rescatados, unos por helicóptero y otros a pie por empinados caminos de lodo.</p>
<p>Todaví­a quedarí­an personas -algunas muertas- atrapadas en los vehí­culos soterrados por los aludes de tierra que han caí­do en esta zona montañosa y lluviosa.</p>
<p>Para todos, la vida continúa y tratan como pueden de reponerse al desastre. Es el caso de Lidia Quesada, cuyos padres quedaron sin vivienda y milagrosamente están vivos, aunque el papá, Juan Bautista Quesada, todaví­a lleva en el pantalón enormes manchas de sangre de una herida en un brazo -que ha necesitado varios puntos de sutura- y en la cara.</p>
<p>Tanto Lidia como sus padres rebuscaban entre los escombros de la casita, conocida por su forma como «el castillo», para llevarse en bolsas de plástico lo poco que quedaba servible.</p>
<p>Además de algo de ropa, han podido recuperar alguna que otra silla. Los electrodomésticos quedaron aplastados por el peso del tejado y los bloques de cemento que se vinieron abajo como un castillo -pero de naipes- con la sacudida del terremoto, de 6,2 grados en la escala de Richter, del jueves.</p>
<p>Donelia Calvo Araya, la esposa de Juan Bautista, todaví­a no se explica cómo se salvaron al mirar hacia la ruina en que ha quedado convertida la casa en la que viví­an desde hace 17 años.</p>
<p>«Las casas que mejor han soportado el terremoto han sido las de madera», dice.</p>
<p>Ella estaba tomando el sol con una nieta fuera de la casa cuando de pronto la tierra tembló. Le parece «un milagro» que su marido, que permanecí­a dentro de la casa, haya salido vivo y que a ninguno de sus cuatro hijos y numerosos nietos les haya pasado nada.</p>
<p>Salvo unas gallinas muertas, el resto de los animales que habí­a en el jardí­n también han sobrevivido «con la ayuda de Dios».</p>
<p>La carretera que lleva al epicentro del terremoto, en las inmediaciones del volcán Poás, está plagada de casas medio destruidas.</p>
<p>En otras el destrozo no es tan evidente a simple vista, pero mucha gente se lamenta de haber perdido la mayorí­a de sus enseres por la sorprendente sacudida que se sintió en todo el paí­s.</p>
<p>Las poblaciones más afectadas seguí­an sin agua ni energí­a eléctrica, pese a que equipos de trabajadores del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) se afanaban en reparar el tendido eléctrico dañado por el mayor sismo que ha conocido esta región en 150 años.</p>
<p>Al mismo tiempo, varios camiones con excavadoras limpiaban aludes de tierra y árboles caí­dos que han cortado muchos tramos de carretera, y buscaban abrir nuevos caminos que permitan llegar a las zonas aisladas, en particular Cinchona, una de las localidades más afectadas y donde se teme que se agrave el saldo de muertos.</p>
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AYUDA Tareas de rescate


Helicópteros militares de Estados Unidos se sumarán hoy en Costa Rica a las operaciones de rescate de cuerpos y personas aisladas -incluyendo muchos turistas extranjeros- cerca del volcán Poás, epicentro de un terremoto de 6,2 grados Richter que dejó al menos 15 muertos.

Centenares de personas continuaban aisladas, pese a que los socorristas han logrado rescatar a muchas, entre ellas unos 150 turistas extranjeros, desde áreas próximas al Poás, uno de los mayores atractivos turí­sticos de Costa Rica, situado a unos 40 km de San José.

La zona del epicentro es un terreno montañoso de bosque húmedo donde hay varias aldeas y hoteles, en el que se produjeron numerosos derrumbes por el terremoto del jueves, el más fuerte registrado en 150 años en esta región, donde la niebla y frecuentes lluvias complican las operaciones aéreas y terrestres de rescate.

Dos helicópteros estadounidenses Blackhawk fueron despachados desde Honduras a Costa Rica para sumarse este sábado a las operaciones de búsqueda y rescate de las ví­ctimas, informó la embajada estadounidense.

Las operaciones aéreas habí­an sido realizadas hasta ahora por cinco helicópteros civiles alquilados por el gobierno, debido a que Costa Rica no tiene Fuerzas Armadas.

El embajador estadounidense, Peter Cianchette, autorizó además la entrega de 50.000 dólares de fondos de asistencia para desastres en el extranjero al gobierno costarricense, dijo la embajada.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, también ofreció su apoyo para asistir a los damnificados del «devastador» terremoto, entre los que hay numerosos nicaragí¼enses de los miles que residen en este paí­s.

Asimismo, otros gobiernos de Centromaérica, Colombia y China ofrecieron ayuda, dijo el presidente Oscar Arias, quien llamó a la empresa privada, iglesias Evangélicas y Católica, y organizaciones sociales a ayudar a los damnificados.

«Apelo a los clubes de Leones, clubes Rotarios y todos los existentes que tienen ese espí­ritu (…) para que demuestren su solidaridad. Hay muchos costarricenses pasando momentos muy duros», dijo Arias a la televisión.

El terremoto ha dejado hasta ahora «15 personas confirmadas muertas», según el último balance de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), cuyas tareas se vieron alteradas al incendiarse su sede central en San José el viernes debido a una chispa de un soldador que inflamó colchonetas en una bodega con materiales para los damnificados.

La cifra de ví­ctima podrí­a aumentar pues continúan desaparecidas decenas de personas, además de un millar que permanecen aisladas debido a las rutas cortadas, dijo la Cruz Roja.

El Organismo (policí­a) de Investigación Judicial informó que que sus agentes no han podido llegar hasta el lugar donde se encontraban los cuerpos de algunas ví­ctimas para su traslado y autopsias.

En la zona devastada «se encuentran unos 24 oficiales de esta institución y 11 especialistas en ciencias forenses para el tratamiento de las ví­ctimas mortales», según un comunicado.

Las patrullas continuaban la búsqueda de personas atrapadas en la zona del Poás, luego de que unos 150 turistas estadounidenses, franceses, canadienses y españoles, entre otros, fueron evacuados el viernes tras vivir largas horas de temor luego del fuerte sismo, informó la Cruz Roja.

Según la Cruz Roja, 13 turistas desparecidos se alojaban en el hotel Peace Lodge, cercano a las Cataratas de la Paz, donde quedó atrapado un número indeterminado de personas tras el colapso de las instalaciones.

Otro medio centenar de extranjeros permanecerí­a atrapado en la zona de Cinchona, una de las más afectadas por el terremoto, a la que sólo se podí­a acceder por helicóptero, mientras se reabre el camino.

La lluvia y la niebla han dificultado y demorado los vuelos de helicópteros, mientras máquinas excavadoras trataban de liberar las carreteras.

El Instituto de Acueductos y Alcantarillados informó que 13 acueductos rurales resultaron dañados, lo que mantení­a sin agua potable a unas 38.400 personas.