La galería El Túnel, inauguró el pasado miércoles 28 de mayo la exposición del artista Arnoldo Ramírez Amaya titulada: “La noche en la ventana del cuarto de allá arriba”. La muestra, que consta de 84 dibujos y 6 pinturas creadas fechadas entre 2013 y 2014, podrá ser visitada hasta el 11 de junio.
La exposición estará abierta al público de lunes a viernes de 9:30 a 19:00 horas y los sábados de 9:30 a 13:30 horas, en la 16 calle 1-01 zona 10 Plaza Obelisco.
A decir de Ramírez, uno de los elementos fundamentales de esta exhibición es la ventana, la cual aparece como un símbolo de interioridad personal y como la observación desde interna hacia el exterior.
“Las imágenes que transcurren en la mente tanto fuera como dentro de la realidad. Nocturno, como la vida de un tecolote, observo en el cuarto de arriba, en la ventana, el cementerio en el que deambula en la bruma, el volcán de fuego, el volcán de Pacaya, el de Agua y el Acatenango, los grillos, los pájaros nocturnos y los fantasmas interiores.
El cementerio tiene jardines, luz eléctrica, agua, asfalto y policías. Es el lugar donde los muertos descansan con todas las comodidades resueltas. A la par conviven los vivos, con la ausencia de todo lo anterior o menos”, describe el artista.
UNA CRONOLOGÍA QUE DESEMBOCA
Ramírez tiene un trayecto, una historia o un cumulo de experiencias que le ha permitido desembocar en esta nueva serie. Todo inicia en que 1973, en Sao Paulo, Brasil. El Museo de Arte “Assis Chateaubriand” clausuraba la exposición del dibujante brasileño Everardo Jardim, para montar la de Ramírez.
Este hecho provocó el nacimiento de una amistad duradera entre dos dibujantes y grabadores que el destino unió. Entre las obras de Jardim destacaba un grabado al aguafuerte titulado: “A noite na janela nu cuarto da encima” en el que varios pájaros atravesaban una ventana vista desde adentro.
“Me regalo una copia, me hizo feliz… ya no la tengo, pero la recuerdo”, cuenta el expositor. Luego en 1975 en Paris, Francia el pintor participo en el salón de Mayo, del museo de Arte Moderno del lugar.
También trabajó como escenógrafo en el famoso Teatro Odeón, en la obra: “Te imaginas guerrillero” basada en el diario de Ernesto ´Che´ Guevara. Junto con el escritor colombiano, Gabriel García Márquez, y el poeta salvadoreño, Roberto Armijo, compartió varias noches con estos artistas en su estudio, ubicado en Servon 77, 22 rue de Dehors. “El destino me puso en ese cuartito de arriba la misma ventana que dibujo Jardim. Los cuervos atravesaban su espacio y en mi mente recordaba a mi amigo”.
Más adelante, en 1978 en Bogotá, Colombia, atravesó problemas pues su exposición que estaba programada para abril fue trasladada a diciembre del mismo año, sin más alternativa tuvo que quedarse “sin decírmelo me estaban rechazando”, dice.
Marta Traba, crítica de arte y ex directora del museo, logró organizar la exhibición, mientras lo animaba a resistir las penas económicas. “Me quedé. Paré viviendo en el barrio de los ladrones, La Macarena y La Perseverancia frente al parque del edificio El Caracol, la Plaza de Toros y el hotel Tequendama. Irónicamente me alquilaron una bodega en el lugar menos indicado, la tomé por estudio, los ladrones del barrio me consiguieron: pinturas, mesas, pinceles y todo aquello que se pudieron robar para mi haber profesional. Allí estaba también la ventana de Jardim y los pájaros que la atravesaban en las tardes”, una vez más la ventana marcaba su vida profesional.
Ya en 2013, en la Aldea Sabana Arriba de la Zona 17, frente a su ventana observó un cementerio, “la salida del sol alumbra en la madrugada, las puntas de los volcanes entre la niebla que esconde como un manto la ciudad. Los pájaros en las tardes atraviesan la ventana. Uno murió estrellándose en el vidrio, su cadáver me acompaña”, relata. “Son recuerdos e imágenes en la noche de aquella ventana desde mi cuchitril”.
“Recordando a Jardim decidí llamarle así a toda esta exposición”, confiesa.
ARISTAS DE LA VENTANA
La ventana tiene dos aristas, afuera y adentro o de manera teatral, platea y escenario.
Así, el artista plantea que su combate ha sido la vida misma junto con sus amigos y colegas, de un lado los chafarotes en su adolescencia militarizada; y del otro escritores, poetas y actores en su madurez profesional. Sus amigos han sido pintores destacados como el fallecido artista guatemalteco, Efraín Recinos, Ramón Banús, Fernando Botero, Omar Rayo, Rodolfo Abularach, Juan Antonio Franco, Max Saravia, Leonel Góngora, Galiotti, Jardim y Alejandro Urrutia.
“Pero mi ruta fue marcada por el teatro. Fui escenógrafo y actor, mi gran amigo el dramaturgo, Hugo Carrillo, y su corazón de espanta pájaros y la calle del sexo verde sellaron mi conciencia”, concluye.