La verdad a medias


JORGE_ANDRINO

La lectura del libro “Rendición de Cuentas” escrito por el exministro de Finanzas Públicas, Juan Alberto Fuentes Knight fue toda una enseñanza, pues relata muchos aspectos sobre la polí­tica nacional y además denota que el que fuera uno de los principales funcionarios del Gobierno actual, luchó por alcanzar una polí­tica impositiva renovada, aunque las reflexiones finales y muchas parciales que se leen en el texto, les faltan detalles, no se mencionan otras circunstancias y tampoco es aceptado en su totalidad por algunos actores que se hacen mención en la publicación.

Jorge Mario Andrino Grotewold.

 


Conocí­ al doctor Fuentes Knight brevemente por razones de trabajo, pero siempre me pareció una persona con mucho amor al paí­s, una calidad técnica valiosa y una voluntad de cambio y mejora de los procesos institucionales clara.  Durante el tiempo que fue Ministro pareció siempre tener el control de sus gestiones y propuestas, lo cual evidentemente no era lo que sucedí­a en el Gabinete de Gobierno, según la propia narrativa de su libro.  

La perspectiva de generar una reforma tributaria para el paí­s no era algo novedoso, tení­a su fuente desde la época del inicio de la democracia y el proceso ha sido cambiado y renovado cada vez que hay elecciones generales, y la prueba de ello son las recientes declaraciones del nuevo gobierno electo, que se ve de nuevo motivado a cambiar el sistema tributario del paí­s si es que efectivamente quiere alcanzar las metas que se ha trazado.  Sin embargo, para el doctor Fuentes estar en la posición de privilegio como director de orquesta para modificar la polí­tica fiscal en un reciente electo gobierno que se identificó como social-demócrata, era una oportunidad ideal; especialmente porque como profesional habí­a participado en los diálogos del pacto fiscal hací­a varios años junto a otros economistas, y habí­an propuesto un acompañamiento para que el paí­s alcanzara metas de desarrollo, trazadas inicialmente con perspectiva polí­tica por los acuerdos de paz y posteriormente como una necesidad imperante para Guatemala, ante los nuevos retos que tiene nuestro paí­s.   Pero al parecer otras circunstancias externas e internas dentro del Gobierno y los partidos polí­ticos con sus agendas propias, contribuyeron a no alcanzar la meta.

Pero aunque mucho de lo narrado parezca acertado, hay aspectos de coyuntura dentro del Congreso de la República,  el gabinete de gobierno y el sector privado organizado que no se manifestaron con totalidad o bien con absoluta claridad.  La vinculación con los programas asistencialistas del gobierno, así­ como otros subsidios financieros que formaron parte de la polí­tica del gasto público, hicieron que la sociedad guatemalteca, principalmente la urbana, le diera un tajante no al gobierno, lo que se evidenció con la reciente elección urbana del nuevo Presidente. 

La reforma tributaria pasa más por una concientización de la población con más recursos y que permita tener una confianza en sus autoridades.  Desconozco si esa etapa fue ajena a la estrategia de gobierno y en especí­fico a la del doctor Fuentes, pero sin la misma, los múltiples cabildeos polí­ticos en el Congreso de la República fueron inútiles.  Parece ilógico, pero nuestros polí­ticos reaccionan ante la presión social, lo que obliga a la generación de leyes, y no al revés, dotando de leyes que luego deben ser aplicadas por la población.   Pero con una población recibiendo enfoques de rechazo por la supuesta politización de los programas sociales, ni la sociedad, ni los empresarios ni los diputados fueron convencidos de una verdadera reforma, una reformita o una reforma parcial del sistema impositivo nacional.

El libro del doctor Fuentes Knight es revelador, no hay duda, pero con el grado de especificidad con la que narra la odisea de convertir la propuesta en acción, muchos de los actores involucrados se preguntan por qué no se incluyeran  otros temas, y por qué no se contaron otras historias con contenidos igualmente importantes e igualmente reveladores. El subsidio al transporte urbano, por ejemplo.  Sin lugar a dudas que nadie quiere decir ni dejar de decir, pero cuando la vida se hace pública, debe contarse toda la historia, pues cada quien se convierte en actor de su propia fuente.