La Universidad como ejemplo


Nuestros entornos, natural, polí­tico y social nos evidencia la presencia de una crisis creciente. Una crisis que en principio debiera obligarnos a asumir el desafí­o de enfrentarla e intentar vencer las causas que originan los múltiples frentes que agudizan la precariedad e incrementan las vulnerabilidades. La naturaleza, por su parte, nos recuerda constantemente que cuando le impregnamos cambios a sus cadenas de interacción biótica, si tales acciones no se efectúan con visión de largo plazo, ésta terminará por imponerse y provocar colapsos que a su vez se traducen en otro tipo de costos y otras pérdidas. En el ámbito de lo social y la convivencia, cualquier cambio normativo que se requiera necesita del proceso y la validación en el Congreso de la República; en consecuencia, lo polí­tico cobra una relevancia que la propia clase polí­tica se ha negado a sí­ misma. Pero que la sociedad puede impulsar a la reactivación de nuevas ví­as de participación polí­tica.

Walter Guillermo del Cid Ramí­rez
wdelcid@yahoo.com

Ante el eventual abandono del Grupo de los 4, como garantes del Acuerdo de los avances en seguridad y justicia, se pone de relieve que aún y en medio de las voluntades concertadas, el tema al haberlo explicitado, le impregnaron un riesgo adicional, condenarlo al fracaso. Y es que no podí­a ser de otra forma. El Estado de Guatemala tiene la caracterí­stica de una fragilidad en aumento, una presencia en menoscabo y una cooptación perniciosa y amplia. De tal manera que al hacer pública la orientación y el curso de sus acciones para revertir el avance de la criminalidad, no hizo otra cosa señalar los puntos en los que se le puede vulnerar. Y el ataque se produjo. Los resultados están a la vista.

Señalaba en mi entrega anterior, respecto de la crisis universitaria, que el punto de arranque para una salida negociada debe fundamentarse en la aceptación de unas bases que permitan superar las actuales condiciones normativas que rigen a la máxima casa de estudios superiores de nuestro paí­s. Pareciera que ya hay un avance sustantivo en tal definición de este punto de arranque. Aquí­ la Universidad de San Carlos de nuevo nos ejemplifica cómo de cada crisis puede surgir una oportunidad. La oportunidad de hacer las cosas diferentes, la oportunidad de superar nuestras diferencias y encontrar acuerdos e intentar llevarlos a la práctica.

Es posible que a estas situaciones la presión del Grupo de los 4 en la temática de seguridad, así­ como la derivada de la toma de las instalaciones del campus universitario, puedan ser cada uno en su ámbito, puntos de partida para encarar el desafí­o de recuperar la institucionalidad, cobrar presencia estadual y lograr cimentar las bases para una convivencia que garantice el desarrollo con justicia y equidad (social y económica), para las mayorí­as desposeí­das.

En este momento lo más importante es asumir el papel que a cada quien corresponde. Al responsable de representar los intereses universitarios, consolidar los espacios de negociación alcanzados hasta este momento. Concretar los aspectos de concertación sobre la base de acuerdos mí­nimos y calendarizar el cumplimiento bajo premisas realistas, tanto en tiempo, como en recursos, como en interacción con otros actores (extrauniversitarios), por ejemplo. En materia de seguridad, por aparte, se debe continuar con el seguimiento de los acuerdos ya explicitados y acordar las agendas cuyos ejes temáticos no necesariamente deben ser públicos. Reorientar, en lo posible, los mecanismos de su implementación y abordar las acciones que contribuyan a generar nuevas y eventualmente positivas percepciones. En ambos casos, la presión recaerá en su momento sobre los 158 representantes. Para ello debe contemplarse una estrategia paralela que contribuya a alcanzar acuerdos en dicho foro. No es posible continuar con esta pasividad. Si algún provecho se le puede sacar a la crisis que nos rodea, este es el momento en el que debemos mostrar nuestra entereza, como colectivo, como sociedad, como pueblo. De ello la Universidad nos da un ejemplo. Ojalá que pronto podamos ver acciones en sentido edificante, constructivo y sobre todo, para consolidar la democracia en todos los ámbitos posibles. Ojalá.