«El jazz para mí es música sin fronteras», dijo Danilo Pérez, pianista panameño, ganador de varios premios Grammy y organizador del Festival Internacional de Jazz de Panamá.
«El ser humano de naturaleza es creativo y creo que el jazz da la oportunidad de enfocarte en ti mismo, mirarte por dentro y expresar lo que tienes», resaltó Pérez.
Pérez, integrante del Wayne Shorter Quartet, aseguró que el jazz «facilita muchos valores importantes, como seguridad, confianza en sí mismo, expresividad y explora tu creatividad».
Para este músico, «cuando el individuo tiene la oportunidad de sentir esas emociones que le proporciona el jazz, no hay manera que no se acerque a este género».
Por su parte, el pianista cubano Chucho Valdés declaró que «es una música de mucho desarrollo que libera la mente».
Valdés agregó que el jazz «se mantiene al mismo nivel de calidad y con la misma creatividad», y que lo ve «con buena salud, ya que hay nuevas generaciones haciendo cosas muy buenas».
Valdés reconoce que «no ha sido una música para las grandísimas cantidades de masas ni para llenar un estadio de fútbol», pero puede llegar «a alcanzar dimensiones mucho más grandes todavía».
«Es una música universal y lindísima, de gran expresión y de mucha libertad», manifestó Luis Carlos Pérez, un joven compositor y arreglista panameño estudiante del Conservatorio Nueva Inglaterra en Boston (Massachusetts, noreste de Estados Unidos).
Para el joven Pérez, el jazz goza de buena salud porque «es un idioma universal que lo puedes mezclar con cualquier música del mundo».
Luis Bonilla, quien estudia ese género en Puerto Rico, explicó que «es una forma de música sumamente creativa, en la que el músico está creando en el momento y es una forma de arte muy bonita porque uno está viendo al artista crear».
«Muchas veces uno ve una obra de arte ya hecha sobre el escenario, pero cuando uno está viendo el jazz, uno ve a la persona creando», insistió Bonilla.
No obstante, Marco Pignataro, profesor de música, saxofonista y columnista italiano residente en Puerto Rico, difiere y lo ve de otra manera.
«La salud del jazz está muy bien y muy mal», reflexiona.
«Está muy bien creativamente porque sigue desarrollándose, mezclándose con muchas culturas y renovándose», pero también está mal «porque la gente no lo escucha y no compra los discos», ironizó Pignataro.
Para este artista italiano, el jazz «tiene mucha profundidad y por ende necesita mucha atención», pero «en nuestra sociedad la atención es algo que no se da mucho ya que todo tiene que ser rápido e inmediato».
«El jazz es una música de sentarse, tomarse una buena copa de vino y escuchar», aconsejó Pignataro, quien subrayó que ese género no está peleado ni con el reguetón ni con ningún otro, porque «todos tienen su espacio y su razón de ser».