La noticia del 10 de julio en Prensa Libre, acompañada de la foto en la que dos gobiernos serviles, el guatemalteco y el mexicano, “dialogan” (¿o reciben instrucciones?) con el procónsul estadounidense, muestra que la única respuesta a la migración que se le ocurre a la derecha pasa por la represión. Por un lado, el gobierno de Obama, incapaz de lograr una reforma migratoria que modernizara –y ojalá humanizara– el tratamiento de la inmigración a los Estados Unidos, sigue militarizando la frontera y ha ordenado la deportación de las decenas de miles de niñas y niños inmigrantes no documentados. No hay el menor atisbo de una política inteligente, no digamos humanitaria.

A las amenazas que esta niñez forzosamente desplazada de sus lugares de origen se ha tenido que enfrentar, ahora debe agregar las redadas de la “migra”, la detención en condiciones lamentables y la vergüenza de la repatriación sin clemencia. Son deportados a las mismas condiciones de pobreza, miseria e ignorancia que los hicieron abandonar todo, con lo cual será de esperarse nuevos intentos de viajar al norte. De igual manera, los Ministros del Interior de México y de Gobernación de Guatemala se pusieron de acuerdo para nada menos que “perseguir a los coyotes”. No se ponen de acuerdo para abordar frontalmente las causas de la emigración mesoamericana sino que sobre la forma de perseguir a quienes han facilitado la válvula de escape de las condiciones sociales y económicas de estos países por más de 15 años, aumentando con ello los peligros de la migración y los costos de la misma. Es una fórmula adicional para obedecer las órdenes del imperio de “criminalizar la migración”.

Sobre la migración, al igual que sobre otros problemas apremiantes de Guatemala, destacamos el comunicado reciente de la Conferencia Episcopal. Dice muy certeramente: “La migración hacia el norte sigue siendo un fenómeno incontenible.  Se agrava más porque en los últimos dos o tres años involucra a menores de edad que son enviados desde acá por sus familiares, que parten en busca de sus padres que están indocumentados o que huyen de la violencia en sus lugares de origen y a veces en sus mismos hogares…Cruzar México se ha vuelto cada vez más peligroso y la actuación de muchas autoridades migratorias y de seguridad deja mucho que desear. Ello sin embargo no disuade a la población, especialmente a la joven y masculina, de seguir intentándolo… La reforma migratoria en USA no se inclina a favorecer la migración sino a restringirla.  La migración solo disminuiría si en el país crecieran las oportunidades de ingreso, se facilitara mayor inversión de capital y se dieran políticas públicas orientadas no solo al gasto público, al derroche clientelar o a la corrupción pura y dura sino al favorecimiento de generación de empleos productivos”. La única forma de desacelerar la emigración mesoamericana, Presidentes Obama, Peña y Pérez, si es que se les ilumina el entendimiento, es con DESARROLLO. El único muro que puede detener nuestro desangre de jóvenes, esperanza de un futuro mejor, es el muro creado por oportunidades en casa: tierra, educación y empleo.