Aquella frase de que quien no aprende de los errores está condenado a repetirlos, puede explicarse muy bien y con saciedad, a la historia de la política exterior de los Estados Unidos que pese a tener desaciertos enormes, monumentales y catastróficos, tanto para ellos, como para el mundo en general, continúa con estas metidas de pata, llevados quizás por ese malinchismo de estar absolutamente convencidos de que son «la nación más poderosa del mundo,» lo cual esa misma historia les ha dicho que ello no es del todo cierto. Veamos algunos ejemplos.
La primera confrontación seria producto de la llamada Guerra Fría, se produjo en 1948, poco después de la derrota de Alemania y Japón por los aliados, cuando Corea bajo el dominio japonés fue el botín de guerra de los gringos por un lado y China y Rusia por el otro, lo que llevó a la creación de la República de Corea (pronorteamericana), más conocida como Corea del Sur y la República Democrática de Corea (comunista y respaldada por China Popular y Rusia), conocida como Corea del Norte, que fueron divididas por un imaginario paralelo 38, aunque la tensión entre ambos países creados por los tatas mundiales era permanente, hasta que el 25 de junio de 1950, el abuelo del actual dictador de Corea del norte se le ocurrió invadir a la otra y tomó su capital, por lo que los gringos por medio del general Douglas McArthur envió tropas que en poco tiempo repelieron a los invasores y tomaron la capital Puojang. La cosa no paró allí. Tropas chinas y coreanas, con armamento soviético (Mao y Stalin nada menos), se unieron y fueron a rescatar a sus «hermanos» y sacaron a McArthur y compañía en pocos meses, hasta más allá del Paralelo 38, lo que obligó a que se firmara un armisticio donde cada quien se puso en su lugar, con fronteras como de hule y que ahora tiene muy preocupados a los norteños americanos porque la Corea comunista tiene armas nucleares y va a ser dirigida por un patojo de 29 años, aparentemente medio irresponsable. En esa guerra coreana se perdieron vidas humanas e importantes recursos económicos y la cosa, casi 60 años después, vuelve a ser tema actual con los mismos protagonistas. (Por cierto MacArthur pidió que se lanzaran un par de bombas atómicas para finiquitar el asunto, pero ni el presidente, ni el senado aceptaron, porque vieron que por allí andaban don Joseph Stalin y don Mao Tse tung).
Después, de 1964 a 1975, se dio la guerra de Vietnam que concluyó con la derrota gringa, la división de ese país en dos facciones la «comunista» (Vietnam del Norte) y la «democrática estilo USA», la del sur. Esta guerra de 11 años, provocó entre 3.8 y 6.7 millones de muertos, la mayoría civiles, así como cerca de 60 mil bajas del ejército norteamericano y lo que dio surgimiento a los movimientos hippies contra la guerra que allí se libraba, no tanto para protestar por la intromisión gringa sino por sus compatriotas que allí morían. Lo más reciente de esas intervenciones es la de Irak, donde no se sabe con certeza, cuántas víctimas ha costado.
En cuanto a Latinoamérica aquí también se han producido invasiones superexitosas de los norteamericanos porque se meten, no con Rusia, ni China Popular, sino con paisitos de quinta categoría en cuanto a recursos militares y económicos. En 1954 es el turno de Guatemala, cuando los hermanos Dulles los mayores accionistas de la frutera, al ver que sus intereses económicos eran afectados por la reforma agraria, disponen derrocar al gobierno «comunista» del coronel Jacobo írbenz Guzmán, Presidente Constitucional de la República. Invaden también Grenada para botar a otro gobierno «comunista», Panamá para derrocar y capturar al dictador Manuel Noriega, República Dominicana, para defender sus propios intereses, Cuba, de donde son expulsados en 72 horas y se causa la muerte o captura de los invasores.
Hay otros casos, sorprendentes, en donde, según el cristal con que los expertos norteamericanos en política exterior vislumbren el horizonte, apoyan a unos y derrocan a otros. Dos casos concretos: los gringos dieron su visto bueno y apoyaron a Fidel Castro para que derrocara al dictador Batista, pero, cuando en un memorable discurso que los dejó con la boca abierta, el barbudo se declaró marxista leninista, lo trataron de asesinar 648 veces (está en el libro de Récord Ginness y según dicen los cubanos, también en los archivos de la CIA) y llevaron a cabo la invasión frustrada. El otro caso. Los Estados Unidos apoyó durante muchos años al dictador Anastasio Somoza padre, pero cuando la dinastía Somoza se convirtió en una molestia decidieron darles una ayudita a los sandinistas, a quienes hoy por hoy los tienen en la mira, con mayor razón porque su líder, Daniel Ortega, va por un nuevo período de 5 años ahora en enero.
Solo al pelón de Hugo Chávez no han podido sacarlo del ring, aunque puede que el cáncer que tiene les haga el favor.
Pero continuemos con sus errores en dos casos paradigmáticos: la lucha antidrogas y contra los migrantes. Los gringos se han lanzado a regañar, a veces ayudar con pequeñas limosnas, a dar asesorías, a mandar gente de la DEA, a prestar helicópteros, a los países que señalan con dedo acusador por el tráfico de drogas, especialmente Colombia (el mayor productor) Centroamérica y México, los caminos por donde llega la droga ¿Adónde?, pues ni modo, a esa gloriosa nación del Norte que es el mayor consumidor del mundo, particularmente de cocaína. ¿Y qué hacen los gringos para que NO llegue a su mercado? Mucho y nada, pues más se dedican a darles jalones de oreja a sus vecinos por no atajarla en el camino hacia ellos, pero nada hacen por evitar que llegue a su destino final, en donde deben existir enormes estructuras para resguardarla y distribuirla en un país inmenso con millones de habitantes.
Donde sí existe una política cada vez más fuerte, definida, e inhumana, es la lucha contra los inmigrantes ilegales particularmente centroamericanos, que llegan con el deseo de trabajar por un sueldo miserable en comparación con lo que ganan los oriundos de ese país y en tareas duras que no todos aceptan, pero que, dentro de una xenofobia clara, parece que manchan la «pureza» de la raza. En la redada que arribó hace unos días, me llamó la atención que expulsaran a un hombre que ya tenía 26 años de vivir en ese país, fuera de que en esa política no les importa la separación de familias, porque resulta que unos ya son ciudadanos o residentes norteamericanos y los otros no. En lo que va del año más de 30 mil guatemaltecos han sido expulsados y ahora tenemos a más familias pasando penas. Está bien que se expulse a aquellos que han violado la ley aquí o en los Estados Unidos, pero vedar el derecho a una vida digna a quienes solo desean y buscan trabajar, es injusto, inhumano y cruel, como fueron las guerras que ellos han provocado.
Ya que tan buenos son para localizar inmigrantes, yo me pregunto: ¿no nos harían el favor de localizar al tipo llamado Roberto Barreda de León y sus dos pequeños e inocentes hijos? Háganse la campaña.
SOMATANDO LA PIí‘ATA. Desde Colom, quien saldrá como el presidente más impopular de la historia, hasta el alcalde del más lejano municipio, siguen somatando la piñata del erario nacional luego de haberla quebrado, para sacarle los últimos dulces y así enriquecerse más, antes de que asuma el nuevo gobierno. Ojalá la vicepresidenta Roxana Baldetti esté tomando nota de las denuncias públicas que se están haciendo para después promover la persecución penal.
Y que el MP no salga con la paja de que «como gozan de antejuicio» no se pueden procesar, pues, como ha ocurrido antes, se puede solicitar ante los tribunales que se deje sin efecto el antejuicio y algunos que lo pierden por cesar en sus cargos como Meyer y Morales en el Legislativo y exministros de salud, comunicaciones, educación, cultura y otros funcionarios que están en salmuera por corruptos (Covial, Renap) ya podrán ser «enchachados» al igual que sus compinches del sector «privado». Por supuesto dirán que es «cacería de brujas» o «persecución política», pero ya no hay babosos que les crean.