La trata de seres humanos (II)


En América Latina se combate hoy el crimen organizado. Son diversas sus expresiones y una de ellas es el tráfico de drogas con sus implicaciones de muerte, millonarias utilidades, y problemas de diferentes gobiernos quienes deben destinar grandes recursos para enfrentarlo. Junto a este hecho, existe un problema presente en la cotidianeidad desde hace muchos años: la trata de seres humanos. Un asunto poco estudiado. La mayor parte de los paí­ses no han legislado sobre esta realidad, la cual afecta la dignidad humana. El objetivo es la explotación de personas con fines de lucro.

Carlos Cáceres
ccaceresr@prodigy.net.mx

La trata de seres humanos es un negocio internacional lucrativo. En breve tiempo superará el comercio de las drogas y armas. Sus utilidades, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), oscilan al año entre 7 mil millones y 10 mil millones de dólares. Más de 4 millones de personas son objetos de trata, de las cuales 2 millones son mujeres y 700 mil niñas y niños.

La ONU ha considerado con especial interés el problema de la trata de personas. Por esta razón, en noviembre de 2002, la Asamblea General aprobó el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Este es el marco normativo general de carácter internacional (también conocido como Protocolo de Palermo) para combatir este delito.

La definición de trata de personas se establece en el Protocolo (artí­culo 3) indicando: «Por trata de personas se entenderá la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de las fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mí­nimo, la explotación de las prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos».

Es necesario establecer la diferencia entre tráfico y trata de personas. Aunque parezcan sinónimos su significado es diferente. En el primer caso, se involucra el transporte de personas dentro de o por las fronteras. Puede utilizarse o no el engaño. Un ejemplo se encuentra en el tráfico de seres humanos que realizan los denominado polleros, quienes llevan a personas de diversas nacionalidades a los Estados Unidos. El segundo aspecto, se refiere a la compra y/o venta de seres humanos para explotarlas. Involucra el transporte de ellos dentro de o por las fronteras por medio de la violencia, engaño, coerción o fuerza, para colocarlas en situación de abuso o explotación.

La trata de personas incluye el traslado forzoso de mujeres para ejercer la prostitución; asimismo, pornografí­a, matrimonios no voluntarios, esclavitud, tráfico de órganos, falsas adopciones, explotación laboral, trata con fines de reproducción, trabajo forzado y explotación de menores. Ya sea como tráfico o trata no debe penalizarse al migrante o a quien haya sido ví­ctima de la trata. El combate a este delito se dificulta por inadecuada información o por inexistencia de legislación. En la mayor parte de los paí­ses latinoamericanos, no existe profesionalización de la policí­a y, en ocasiones, sectores de la sociedad civil no tienen conciencia de la trascendencia del problema. Durante el Seminario Internacional sobre la Trata de Seres Humanos (México, noviembre, 2004) se afirmó: «La trata, al igual que otras expresiones de delincuencia organizada, se beneficia de la corrupción y del lavado de dinero, sea éste producto de la misma trata o de un delito de origen conexo, normalmente de naturaleza organizada y transnacional, como el narcotráfico».

Es importante prevenir y sancionar el problema de la trata de seres humanos, sin olvidar que algunas de las causas de este fenómeno se encuentran asociadas a la pobreza, pobreza extrema, demanda de empleo y perspectivas sociales para lograr mejores niveles de bienestar. Asimismo, diversos sectores de la sociedad civil en América Latina no cuentan con la adecuada información de la normatividad nacional e internacional -tampoco se han elaborado estadí­sticas- y, en otros, existe tolerancia porque no hay sensibilidad hacia la ví­ctima y tampoco han profesionalizado a la policí­a.

Es conveniente adoptar el criterio por parte de las autoridades correspondientes de difundir las caracterí­sticas y alcances de este problema. El combate a la trata de personas incluye la cooperación internacional y debe plantear ser de manera integral, dedican especiales esfuerzos en la atención a mujeres, hombres y menores de edad que hayan sido ví­ctimas de este delito.